Introducción
Muchas
personas entran en contacto con diversas sustancias químicas para
una búsqueda de sensaciones, como una alternativa al estrés o por
otros problemas y se dice que son adictos a drogas o tóxicos. Pero
también se viene advirtiendo que una cantidad de trabajadores cada
vez mayor, desarrolla un tipo de adicción sin sustancia, que se ha
denominado adicción al trabajo.
Ser
trabajador es una virtud, pero serlo en exceso y tener un elevado
compromiso con la empresa puede dar lugar a la adicción al trabajo y
por tanto, a un riesgo psicosocial. Para los adictos el valor del
trabajo es superior a las relaciones con compañeros, amigos y
familiares. Esta obsesión por asumir más y más tareas, genera
conflictos entre los trabajadores y en la organización (Del Libano y
otros, 2006).
Una
particularidad de la adicción al trabajo que la diferencia de otras
adicciones es que se alaba y recompensa a la gente por trabajar en
exceso, esto casi nunca sucede con otras adicciones (Fassel, 2000).
El
término inglés que define la adicción al trabajo es workaholism
que vincula el concepto de trabajo con el alcoholismo,
relacionándolo, por tanto, con una drogodependencia.
Epidemiología
La
adicción al trabajo que afectaba principalmente a los hombres, en
los últimos años se ha extendido entre las mujeres y se calcula que
más del 20% de la población trabajadora mundial presenta esta
adicción.
En España
se estima que sufre adicción al trabajo el 10% de la población;
otros han señalado que la adicción al trabajo incide en el 11,3 % de
los trabajadores (Sánchez Pardo, Navarro Botella y Valderrama Zurián,
2004), y la OIT afirma que el 8% de la población activa española
dedica más de 12 horas al día a su profesión para huir de sus
problemas personales y muchos de ellos acaban sufriendo enfermedades
cardiovasculares.
Concepto
La
adicción al trabajo que apareció en 1968, cuando un profesor
americano de religión, Oates, lo utilizó para referirse a su propio
trabajo y lo comparó con el alcoholismo. Más tarde, Oates definió
workaholism como una necesidad excesiva e incontrolable de
trabajar incesantemente, que afecta a la salud, a la felicidad y a
las relaciones de la persona.
La adicción al trabajo se compone de diversas dimensiones (Flowers y
Robinson, 2002) como:
-
Tendencias compulsivas relacionadas con el trabajo duro y con
dificultades para relajarse después de trabajar.
-
Necesidad de tener el control, ya que el trabajador se siente
incómodo cuando tiene que esperar o cuando las cosas no se hacen a
su manera y escapan a su control.
-
Comunicación relación interpersonal deficiente, es más importante
lo que hace el propio trabajador que las relaciones con los demás.
-
Incapacidad para delegar tareas entre los subordinados y a
trabajar en equipo.
-
Autovaloración centrada en el trabajo, ya que se da mayor valor a
los resultados del trabajo realizado, que al proceso mediante el
cual se han conseguido esos resultados.
El adicto
al trabajo o laboradicto es aquel que dedica más tiempo al trabajo
de lo que es exigido por las circunstancias. Pero además, no sólo es
una cuestión cuantitativa de horas de dedicación, sino cualitativa,
aquellas personas que hacen del trabajo el núcleo central de su
vida, hasta el punto de desdeñar otras actividades y de no ser
capaces de tener otros intereses. Los workaholics no son
capaces de tomarse tiempo libre porque en seguida la falta de
actividades les genera insatisfacción y agobio.
Por
tanto, para el laboradicto el trabajo es el único objeto de su vida,
ya que muestra desinterés por otros ámbitos que no sea su trabajo y
porque es incapaz de dejar de trabajar.
En la adicción al trabajo se pueden encontrar los siguientes
parámetros (Fuertes Rocañín, 2004):
-
Se
produce cuando la actividad se convierte en una idea obsesiva,
ocupando la mayor parte de la vida del trabajador.
-
Habitualmente no es reconocida por el trabajador, siendo la
familia quien lo detecta, debido al exceso de tiempo que dedica al
trabajo y que resta a la familia, y ésta acaba creando un tipo de
vida al margen del adicto.
La
adicción al trabajo se caracteriza por la extrema actitud laboral
(trabajan fuera de hora, fines de semana o en vacaciones), por la
dedicación excesiva en tiempo (hay una pérdida del control sobre el
tiempo empleado en el trabajo), por la compulsión y esfuerzo en el
trabajo, por el desinterés hacia otras actividades fuera de lo
laboral, por una implicación laboral desproporcionada, y por un
deterioro de la vida cotidiana (familiar y social).
Aunque no
existe una definición común sobre la adicción al trabajo, se podría
decir que el adicto al trabajo es aquel trabajador que dedica de una
gran parte del tiempo a las actividades laborales con consecuencias
negativas a nivel familiar, social y de ocio, que piensa
constantemente en el trabajo cuando no se está trabajando y que
trabaja más allá de lo que razonablemente se espera (Scott, Moore y
Micelli, 1997) y que trabaja un mayor número de horas que los
trabajadores normales, ya que le satisface el trabajo en sí mismo (Machlowitz,
1980).
Factores de riesgo
Entre los
factores de riesgo que conducen a esta adicción se pueden señalar:
-
Las
presiones económicas familiares.
-
El
temor a perder el trabajo.
-
La
enorme competitividad que existe en el mercado laboral, en donde
es más valorado el que lo deja todo por el trabajo, que el que
cumple sólo con su horario.
-
La
fuerte necesidad de conseguir el éxito y el puesto deseado.
-
La
incapacidad para negarse ante un jefe sobre peticiones que pueden
bien posponerse para el día siguiente.
-
El
temor a los jefes prepotentes, exigentes y que amenazan
constantemente al trabajador con perder su empleo.
-
La
falta de organización, que permite la acumulación y
sobresaturación del trabajo.
-
El
ambiente familiar problemático que hace que el trabajador no
quiera llegar a casa.
-
La
ambición excesiva por el poder, el dinero y el prestigio.
-
La
incapacidad para establecer prioridades.
-
La
falta de afectos personales que se suplen con el trabajo.
-
La
educación familiar que impone a los hombres el cumplir con el rol
de proveedor de su familia.
-
La
presión de muchas mujeres cuya meta es solamente el sacar adelante
a los hijos.
-
La
presión de la sociedad para que los hijos sean independientes.
Las
demandas denominadas retadoras (challenge stressors) y las
demandas obstáculos (hindrance stressors), que pueden tener
efectos positivos sobre el desempeño y la motivación laboral, pueden
también convertirse en potenciadotas de la adicción al trabajo (Del
Líbano y otros, 2006).
Tipología
Las
personas adictas al trabajo tienen algunos rasgos comunes como:
-
La
necesidad de reconocimiento social de su trabajo.
-
Son
perfeccionistas y con baja autoestima. No les gusta trabajar en
equipo, prefieren trabajar solos.
-
Anhelan
tener poder aunque su motivación no es sólo esa. La mayoría de los
adictos al trabajo son personas con un puesto de responsabilidad y
con posibilidades de ascenso. Pero, también los hay que no tienen
un cargo de gran nivel ni oportunidades para mejorar o cambiar de
situación. En general, podemos decir que utilizan el trabajo como
refugio para escapar de otros problemas.
-
Son narcisistas,
cuando alcanzan puestos con poder se deshumanizan, no tienen en
cuenta los sentimientos de los demás o el compañerismo a la hora
de trabajar y esperan que sus subordinados cumplan un horario
laboral similar al de ellos. Son muy exigentes con ellos mismos y
con los demás. Además las características más destacables de los
adictos son:
-
Sentir preocupaciones agobiantes durante el fin de semana.
-
Ser
incapaz para tomarse vacaciones o descansar.
-
Sentir la imposibilidad de abandonar al final de la jornada un
trabajo inacabado.
-
Ponerse nuevos trabajos para realizar en los periodos de
descanso.
-
Ser
incapaz de rechazar ofertas de trabajo adicional.
-
Experimentar que el tiempo pasa muy rápido cuando se trabaja.
-
Ser
exigente y competitivo en cualquier actividad.
-
Mirar
impaciente el reloj.
-
Ser
acusado por los familiares y amigos de que dedica más tiempo al
trabajo que a ellos.
-
Experimentar cansancio e irritabilidad si no se trabaja durante
los fines de semana.
-
Quedarse el último en la empresa.
-
No
delegar y realizar o supervisar todo personalmente.
-
Limitar las lecturas a temas laborales.
-
Tener
problemas para relajarse.
-
Trabajar con tensión.
-
Comunicarse mejor en la empresa que fuera de ella.
-
Distanciarse afectiva y socialmente.
-
Tener
sentimiento de culpabilidad.
-
Tener
un nivel de ansiedad elevado.
-
Tener
necesidad de admiración y obediencia de los demás.
-
Carecer de motivación económica.
-
Ser
incapaz para desconectar de su actividad laboral.
Por ello,
no sólo la variable tiempo, aunque algunos han señalado que dedicar
más de 50 horas a la semana al trabajo, puede determinar la
adicción. Aunque muchos profesionales estarían incluidos dentro de
la adicción; ya que hay que tener en cuenta que hay gente que
disfruta con su trabajo, que se halla muy motivada con él y que pese
a eso mantiene un equilibrio entre el trabajo, la familia y el ocio
y tiempo libre. Por eso hay que matizar muy bien si una persona es o
no adicta al trabajo, cosa difícil en función de la investigación
actual (Llaneza Álvarez, 2002).
Fassel
(2000) afirma que la diferencia entre la adicción al trabajo y
trabajar mucho reside en que el adicto está desprovisto de un
regulador interno que dice cuándo tiene el trabajador que parar.
Naughton
(1987) distingue cuatro tipos de adictos al trabajo orientados hacia
dos tipos de comportamientos como el obsesivo-compulsivo y la
dedicación excesiva o no:
-
El
fuertemente comprometido (puntúa bajo en obsesión-compulsión;
dedica muchas horas al trabajo, con mucha motivación por los
objetivos; asume los desafíos; está muy satisfecho con su trabajo
y le presta poca atención a las demás cosas).
-
El
adicto al trabajo compulsivo (alta puntuación en dedicación y
obsesión; suele tener dificultades para relacionarse con los
compañeros y subordinados; son personas muy impacientes, llenas de
manías o pautas, entienden que las actividades sociales y
familiares son un enojo y no tienen adecuación entre el puesto que
ocupan y las horas que dedican a su trabajo).
-
El
compulsivo no adicto al trabajo (baja puntuación en dedicación y
alta obsesión; considera el trabajo como algo que hay que llevar a
cabo pero se compromete de manera obsesiva con actividades fuera
del trabajo (hobbies, deportes, etc.)).
-
No
adicto al trabajo (baja puntuación en las dos variables; no busca
el logro personal a través del trabajo, se desentiende de él
cuando acaba su jornada establecida; su motivación la encuentra
fuera del trabajo).
Por otro
lado, Scott, Moore y Miceli (1997) han propuesto tres tipos de
patrones del comportamiento en la adicción al trabajo:
-
El
compulsivo-dependiente (se relaciona positivamente con niveles
altos de ansiedad y con problemas físicos y psicológicos y
negativamente con la satisfacción laboral y vital).
-
El
perfeccionista obsesivo-compulsivo (se relaciona positivamente con
niveles de tensión, con problemas físicos y psicológicos, con
relaciones interpersonales hostiles y con la satisfacción
profesional).
-
El
orientado a logros (se relaciona positivamente con la salud física
y psicológica, con comportamientos proactivos socialmente y con la
satisfacción laboral y vital.
-
También
habría que señalar a los “pseudoadictos” que no sufren adicción al
trabajo, pero llevan un ritmo laboral muy alto, y utilizan el
trabajo para escalar puestos y conseguir mejoras económicas y
sociales. El problema es que este tipo de conductas pueden pasar a
la adicción con suma facilidad y sin ser percibido por el propio
individuo (Fuertes Rocañín, 2004).
Quizás en
esta tipología pueda incluirse lo que se viene denominado “síndrome
del ejecutivo” padecido por gente ambiciosa y perfeccionista, pero
triste y aburrida. Estos trabajadores tienen mucha pereza a la hora
de irse de vacaciones, por lo que no las planean hasta el último
momento y cuando salen, necesitan una gran actividad para olvidarse
del trabajo, con lo cual, en vez de descansar se estresan todavía
más.
Consecuencias de la adicción al trabajo
La
adicción al trabajo genera consecuencias negativas en la vida
familiar, ya que conduce al aislamiento, al divorcio y a la
destrucción de la convivencia familiar.
También
pueden desarrollar problemas de salud como enfermedades
cardiovasculares, gástricas, hipertensión, musculares y ansiedad.
Además pueden consumir sustancias tóxicas para aumentar el
rendimiento laboral y superar el cansancio y la necesidad de dormir.
Prevención e intervención
Todo
trabajador tiene que tener en cuenta que:
-
Hay
una gran cantidad de cosas para disfrutar, no sólo el trabajo.
-
En
las tareas laborales es importante y necesario delegar.
-
La
jornada laboral es de ocho horas.
-
El
trabajo para realizar en casa debe ser la excepción.
Además,
el abordaje psicoterapéutico de la adicción al trabajo deberá
realizarse con el mismo esquema que cualquier otra adicción, para
recobrar el equilibrio laboral y personal en su vida.
Evaluación de la adicción al trabajo
Para
llevar a cabo la evaluación se emplearán entrevistas
semiestructuradas al trabajador, a los compañeros, a los
subordinados y a los superiores, con técnicas exploratorias, de
escucha activa, que permita la clarificación, la racionalización y
la reformulación y la confrontación. También se puede utilizar el
Test de Riesgo de Adicción al Trabajo (Work Addiction Risk Test)
(Anexo 20) y orientar hacia un abordaje psicoterapéutico.
Además es
conveniente realizar:
-
La
anamnesis sociolaboral y datos de filiación (sexo, edad,
antigüedad en la empresa y empresas anteriores).
-
El
análisis de las condiciones psicosociales del puesto de trabajo.
-
La
descripción cronológica de los hechos relevantes para la situación
actual.
-
Los
recursos personales de afrontamiento.
-
La
valoración de las consecuencias para el trabajador: personales,
laborales, familiares y sociales.
FUENTE:
psicologia-online.com
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