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LAS VERDADES QUE LAS
CLÍNICAS DE ABORTO
Y EL
ABORTISTA NO LE DIRÁN
Índice de Temas
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(Ver
Parte III) |
Síndrome Post-aborto
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Uno de los problemas de mayor actualidad, hoy en
día, es el constituido por el aborto provocado,
también conocido como aborto intencionado o
“voluntario”. Se trata de un complejísimo tema que
añade a su vertiente estrictamente médica, otras de
carácter jurídico, moral, sociológico, religioso,
demográfico, etc.
A pesar de que pocos asuntos médicos tienen tan fuertes
implicaciones sociológicas, políticas, culturales,
morales, etc., como el aborto, son innumerables las
dificultades para valorar adecuadamente los efectos
psicopatológicos, entre otras cosas porque: 1) no es
fácil la elaboración estadística de los datos; 2)
apenas existen valoraciones médicas sistemáticas de
las pacientes tras el aborto; 3) generalmente las
mujeres que han abortado no suelen ser propicias a
seguir relacionándose con el médico que les realizó
el aborto, ni a querer hablar de ello.
Con todo, después de años de subestimar y de negar
los efectos psicopatológicos del aborto, la sociedad
científica, ante la evidencia de una variedad de
trastornos, comienza ahora a admitir la existencia
de secuelas tras abortos voluntarios. Así, incluso
“Paternidad planificada” –que como es sabido es la
mayor prooveedora de abortos de EE.UU.- ha
confirmado la incidencia del síndrome postaborto; y
diversas organizaciones abortistas han desarrollado
sus propios programas para responder a dicho
trastorno como una necesidad real (bien es cierto
que intentan demostrar que el trauma estaría creado
por las protestas de los pro-Vida y, en general, de
los que se oponen al aborto.
En uno de los estudios más recientes (1), realizado por
un equipo de investigadores, la Dra. Brenda Mayor,
señala un total de 500.000 mujeres con SPA entre los
40 millones que se practicaron el aborto en EE.UU.
desde 1972; concluyendo que, aunque en el conjunto,
el porcentaje sólo suponga un 1’4 %, merecía la pena
prestar atención a ese medio millón de mujeres que
han padecido el trastorno. En dicho estudio, la Dra.
Ham Sderberger señala que muchas mujeres de la
muestra seleccionada no quisieron participar “por el
sentimiento de culpa y los remordimientos que les
embargaban” y que su respuesta era siempre la misma:
“No quiero hablar de esto, sólo quiero olvidar”. A
pesar de ello, los resultados muestran que el 60 %
de la muestra -854 mujeres- presentaban un problema
emocional tras el aborto, algunas en grado muy
severo.
En definitiva, se puede afirmar (2) que toda mujer que
aborta, incluso en abortos debidos a causas
naturales, queda profundamente afectada, aunque no
quiera o no pueda reconocerlo; y que en el aborto
provocado, como respuesta natural de defensa ante el
acontecimiento estresante, se produce una reacción
de ansiedad y depresión. Dicha reacción suele
acompañarse de un sentimiento de culpa y del
correspondiente proceso de duelo.
Por supuesto que, en la paciente que aborta
intencionadamente, tanto los sentimientos de culpa
(3) como el proceso del duelo postaborto (4) van a
estar modulados por influencias culturales, por las
características de su personalidad y por la
problemática previa de la persona.
Así, como ante cualquier otro acontecimiento
estresante de pérdida, pueden darse desde una
ausencia psicopática del sentimiento de culpa, hasta
sentimientos patológicos de culpa de tipo delirante
o afectivo que complican el proceso de duelo;
proceso que, en principio, puede seguir desde un
desarrollo normal hasta cualquiera de las posibles
desviaciones patológicas del mismo: ausencia de
duelo, cronificación del proceso de duelo y
reacciones de hiperactividad compulsiva (5).
Post-Aborto Part II
Mas
sobre Post-Aborto
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TESTIMONIOS DE PERSONAS TRATADAS: |
Resumen de las historias vivenciales de las pacientes
(1). I.M.C. 30 años
Hace 3 años, con un embarazo de más de tres meses,
forzada por el novio, se hizo un aborto en una
clínica privada de Zaragoza.
Viene a consulta con un cuadro caracterizado por
insomnio, gran angustia, lloros, y, sobre todo, un
gran sentimiento de culpa y una obsesión constante
que gira alrededor de la idea: “he matado a mi hijo”,
“me siento mala”, “¿cómo sería la carita de mi hijo?”.
Sueña muchas veces con ese episodio y se despierta
sobresaltada.
Ha llegado a denunciar al ex-novio por haberla
obligado a abortar.
Evita desde entonces cualquier cosa que le recuerde
al hijo que hubiera tenido: silletas, chupetes, etc.
(2). E.M.P.J. 37 años
Ha hecho 3 abortos. Los dos primeros abortos los hizo
en parte forzada; el último lo realizó hace 5 meses
y fue por decisión propia.
Muestra un gran sentimiento de culpa: “pienso que
Dios me ha castigado”.
Presenta decaimiento, tristeza, insomnio,
inapetencia, sueños “horribles”, dolores de cabeza,
ideas de suicidio, etc.
Dice tener una gran carga de conciencia desde que
realizó el último y quiere reparar...
Pesadillas en relación con el aborto.
Problemas de sexualidad. Incremento en el uso de
alcohol y otros tóxicos.
(3).
R.G.M. 29 años
Quedó embarazada de su primer novio a los 18 años y
decidió abortar por decisión propia.
Aunque después ha tenido varias relaciones, dice que
aquello le marcó y que siente un gran sentimiento de
culpa: “hoy no lo hubiera hecho”.
Tiene sueños y pesadillas repetitivos en los que ve
“al niño muerto rodeado de sangre”.
Presenta también una gran labilidad afectiva, muchos
altibajos del estado de ánimo, dificultades de
adaptación a su pareja y trastornos de su conducta
alimentaria (crisis bulímicas que alternan con
restricciones anoréxicas.
(4). E.C.M. 65 años
Hace 12 años indujo a su hija a hacerse un aborto y
no se lo puede “quitar de la cabeza”
Llora mucho y dice que tiene un gran insomnio y
cuando duerme tiene muchas pesadillas. Cree que Dios
la está castigando por ese problema. No se concentra.
Sueña mucho con niños. “Iba con un niño envuelto, se
escapa y lo atropella un coche”. Se despierta
sobresaltada.
Desde que ocurrió esto “aborrezco el sexo”. Su
marido no sabe nada de lo ocurrido pues ella piensa
que, de haberlo sabido, nunca la hubiera perdonado.
(5). S.P.D.Z. 33 años
Ha convivido con distintos hombres, tanto en Colombia
como en España.
Con el primero que “era drogadicto” estuvo desde los
16 años. La maltrataba constantemente y en una
ocasión en que la tiró por la escalera perdió al
hijo del que estaba embarazada hacía cinco meses.
Hizo por entonces varios intentos de suicidio.
Después conoció a otro hombre que, tras quedar
embarazada la presionó para que abortara. El aborto
se le practicó en Bilbao.
Desde entonces se encuentra “muy mal”, con mucha
angustia y decaimiento. Duerme mal, con continuas
pesadillas. Tiene un gran sentimiento de culpa y
llora en todas las entrevistas. Ha intentado
quitarse la vida en varias ocasiones.
Presenta antecedentes psiquiátricos tanto por parte
del padre como de la madre.
Familiarmente educada en valores religiosos, quiere
confesarse aunque teme porque piensa que Dios no la
puede perdonar.
(6). A.I.E.Z. 39 años
Se ha practicado dos abortos. El primero fue en Madrid,
hace 15 años, forzada por su pareja y ayudada por
sus amigos.
Desde entonces tiene muchos sueños y pesadillas.
El segundo aborto fue hace 3 años. Han aumentado los
sueños y pesadillas y se pregunta continuamente como
sería su hijo.
Además presenta frigidez y un sentimiento muy fuerte
de culpabilidad.
Aunque su padre murió sin saber “lo de los abortos”,
ella le ha escrito una carta al difunto pidiéndole
perdón por lo que hizo.
(7). J.G.E. 42 años
Hace un año y medio quedó embarazada y a las 20
semanas le dijeron, tras una amniocentesis, que el
feto tenía una alteración congénita recomendándole
abortar. Así lo hizo y desde entonces tiene una gran
tristeza, tendencia al llanto, ansiedad, anhedonia,
insomnio, pesadillas, inapetencia, etc.
Aunque quiere pensar que era lo indicado, le ha
quedado una sensación fuerte de inquietud y ansiedad:
“es algo que no olvidaré jamás”.
Tiene otro hijo de 4 años y medio.
Experimentó bastante mejoría con el tratamiento
antidepresivo.
(8). M.C. 33 años
Aunque tiene 4 hijos, al quedar embarazada del 5º y
encontrarse “muy sola” (el marido es marino) decidió
abortar. Se practicó el aborto hace tres años. El
marido nunca lo ha sabido.
Desde entonces llora con facilidad, está muy
irritable y no tiene ganas de relacionarse con nadie.
Presenta trastornos en la esfera sexual.
Afirma que el aborto le ha traumatizado mucho y le
pesa y se arrepiente de lo que hizo.
(9). S.A.U. 37 años
Desde que le practicaron un aborto hace 2 años,
refiere que está trumatizada y que ha cambiado su
vida.
Presionada por un psicólogo y u amigo, se hizo el
aborto y “fue tan traumático que parece que lo estoy
viviendo todos los días”.
Tiene muchos sueños y pesadillas y tiene
dificultades para concentrarse en los estudios.
Presenta, además, un gran sentimiento de pérdida (“te
sientes como mutilada”), gran tristeza, decaimiento
y falta de ilusión. Siente ganas de hacerse daño y
está muy irritable con los demás.
Procede de un ambiente muy religioso y se ha
confesado varias veces pero sigue muy culpabilizada
psicológicamente.
(10). B.E.A.M. 30 años
Hace un año se hizo practicar un aborto en Londres.
Desde entonces presenta mucha angustia y un
sentimiento muy profundo de culpabilidad,
entremezclado todo ello con un cuadro paranoide de
varios años de evolución.
Cree que hay mucha gente que habla de ella y que
comenta lo que ocurrió en Londres, reaccionando
frecuentemente con agresividad hacia todos los que
cree que hablan de ella.
Fue sometida a un psicoanálisis en el 90, a pesar de
lo cual el delirio se ha hecho más intenso y crónico.
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DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
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Verdad que se
necesita hacer con urgencia estudios epidemiológicos
sólidos, pero de momento no los hay, y hemos de
basarnos en casos concretos, que por otra parte son
muy significativos y siguen siendo una aportación
siquiátrica valida.
No podemos olvidar que la enseñanza tradicional de
la psiquiatría no se hizo por medio de estudios
controlados en muestras de varios cientos de
sujetos, ni con desviaciones estándar
estadísticamente significativas, Sigumnd Freud, Eric
Erikson, Víctor Frankl, Jane Piaget, Rober Cole...
mas que ofrecernos estadísticas nos hablaron de
personas singulares pero estudiadas en profundidad,
y es a partir de estos estudios detallados de casos
como llegamos a un conocimiento mas profundo del
hombre y de su patología.
Por tanto se trata de un estudio descriptivo de
casos que puede ser muy útil para generar hipótesis
de trabajo.
El perfil del grupo de pacientes con SPA elegido
puede considerarse bastante representativo de los
casos que se atienden en las consultas de nuestro
ámbito sociocultural.
Seis de las diez mujeres son navarras, con una edad
media de 32.4 años y poca formación. La mayoría son
solteras y todas católicas aunque sólo la mitad
practican. Para todas ellas el aborto, realizado
entre los 2 y los 4 meses de gestación, ha supuesto
un estrés grave, con síntomas que se iniciaron
inmediatamente después del aborto o hasta
transcurridos 6 meses del mismo, y que han
persistido durante meses y años.
De la historia vivencial destacan, por su
significación diagnóstica y terapéutica, los
reiterados y persistentes sueños y pesadillas
relacionados con el aborto, los intensos
sentimientos de culpa y la “necesidad de reparar”
que presentan prácticamente todas las pacientes del
estudio y que podrían ser considerados como síntomas
patognomónicos.
Los sueños y pesadillas, además de expresar la
intensidad del conflicto que sufren las pacientes,
constituyen, en muchas ocasiones, el síntoma que
hace pensar, durante la anamnesia, en la existencia
de un posible antecedente traumático de aborto
provocado, orientando el diagnóstico de los
síntomas, que, sin dicho antecedente, pasarían en la
actualidad como inespecíficos o podrían ser
categorizados como otros trastornos.
En cuanto a los intensos sentimientos de culpa y a
la necesidad de reparar comprobamos, como refieren
otros autores (8), que para una adecuada elaboración
del duelo las pacientes necesitan reconocer y
aceptar su “culpa”, y experimentar la liberación
mediante la vivencia de sentimientos de perdón. Y de
alguna forma compensar su “deuda” y sus deseos de
“reparar” el error cometido mediante la promoción de
actitudes interpersonales de carácter solidario.. Si
es posible es aconsejable la realización de algún
tipo de labor voluntaria pro-vida.
En conclusión podemos afirmar que:
Las diez mujeres del estudio con síntomas típicos
del síndrome post-aborto habían experimentado el
acontecimiento estresante como traumático y
catastrófico.
2.
Todas ellas cumplieron criterios diagnósticos DSM-IV
y CIE-10 de Trastorno de estrés post-traumático.
3.
Los sueños y pesadillas relacionados con el
aborto constituyen un síntoma que orienta la
amnesia y ayuda muchas veces a configurar el
diagnóstico.
4. Entre otros síntomas frecuentes, no recogidos por
los criterios diagnósticos del TEP, destacaban, por
sus implicaciones para la terapia, el “sentimiento
de culpa” y la “necesidad de reparar”.
5.
Las pacientes experimentaron mejoría (además de
con el correspondiente tratamiento psicofarmacológico) con un abordaje psicoterápico
cognitivo-conductual basado en la elaboración del
duelo.
6.
En la elaboración del duelo se prestó especial
atención a: a) la resolución del “sentimiento de
culpa” mediante la aceptación de la propia
responsabilidad, y la vivenciación psicológica (y
religiosa en su caso) del arrepentimiento y del
perdón; y b) la satisfacción de la “necesidad de
reparar”, mediante la promoción de actitudes
interpersonales de entrega solidaria en su ámbito
sociofamiliar (y también, en la medida de lo
posible, mediante la realización de algún tipo de
labor voluntaria pro-vida).
7.
Nos parece imprescindible dar entidad propia al SPA mediante su inclusión en las clasificaciones
internacionales como un trastorno de adaptación y,
en concreto como un trastorno de estrés
postraumático, aunque con ciertos síntomas propios
muy relevantes a la hora de la comprensión vivencial
del paciente y de la intervención psicoterápica.
8.
Son necesarios y urgentes estudios serios –libres
de sesgos ideológicos- que arrojen luz sobre la
verdadera incidencia y la prevalencia real del
síndrome post-aborto en
nuestra población, para que se puedan proveer los
recursos necesarios y establecer los programas de
prevención y cuidados de las mujeres afectadas y
de sus familiares
Fuente:
provida.es
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