Julie y Alex Armas viven en Georgia, Estados
Unidos. Ellos lucharon durante mucho tiempo
por tener un bebé. Julie, una enfermera de
27 años de edad, sufrió dos pérdidas antes
de salir embarazada del pequeño Samuel. Sin
embargo, cuando cumplió 14 semanas de
gestación comenzó a sufrir fuertes calambres
y una prueba de ultrasonido mostró las
razones. Al revelar la forma del cerebro y
la posición del bebé en el útero, la prueba
evidenció serios problemas. El cerebro de
Samuel lucía deforme y la espina dorsal se
desprendía de una columna vertebral que
también lucía anomalías. El diagnóstico no
se hizo esperar, el bebé sufría de spina
bífida, un síndrome por el cual la columna
vertebral en formación no cierra, dejando la
médula expuesta y afectando seriamente
funciones motoras. A los padres se les
propuso elegir entre un aborto o un hijo con
serias discapacidades.
Alex, un ingeniero aeronáutico de 28 años de
edad, relata que se sintieron devastados por
la noticia pero, por su profunda fe, el
aborto nunca fue una opción.
Antes de dejarse abatir, la pareja decidió
buscar una solución por sus propios medios y
fue así como ambos comenzaron a solicitar
ayuda a través de Internet. Fue la madre de
Julie -que ahora administra una página Web
especializada en casos de spina bífida,
quien dio con la página electrónica que
proporcionaba detalles sobre la cirugía
fetal experimental desarrollada por un
equipo de la Universidad de Vanderbilt. De
esta manera, entablaron contacto con el
Doctor Joseph Bruner -cuyo dedo es el que
sostiene Samuel en la fotografía- y comenzó
así una carrera contra el tiempo.
Dado que afecta la espina dorsal, la
malformación puede llevar al daño cerebral,
generar diversas parálisis e incluso una
incapacidad total. Sin embargo, si pudiera
ser corregida antes que el bebé nazca, se
tienen muchas más opciones de curación.
Aunque el riesgo era grande y el bebé no
podía nacer en ese momento, los Armas
decidieron encomendarse a Dios... y ensayar
la novedosa cirugía. La operación fue un
éxito. Durante ella, los médicos pudieron
tratar al bebé –cuyo tamaño no era mayor al
de un conejillo de indias- sin sacarlo del
útero, cerrar la brecha originada por la
deformación y proteger la médula espinal,
que sirve de camino para las señales
nerviosas desde y hacia el cerebro. Samuel
se convirtió así en el paciente más joven en
haber sido sometido a una intervención
quirúrgica de su tipo.
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Samuel nació a través de una operación
cesárea el 2 de diciembre de 1999, casi un
mes antes de lo previsto, un poco bajo de
peso, como era de esperarse, pero en
perfecto estado de salud, a pesar de las
naturales secuelas de su problema,
especialmente una cierta rigidez en las
piernas. Dos meses y medio después de su
milagroso nacimiento, el pequeño Samuel
inició un arduo programa de rehabilitación
destinado a completar el éxito de la
operación intrauterina que le practicaron
cuando sólo tenía 21 semanas de gestación.
Su madre, explicó que Samuel pesaba más de
tres kilogramos y y aunque el pequeño
necesitará de algunos implementos para
comenzar a caminar, "su ortopedista está muy
satisfecho con su evolución".
La Sra. Armas confesó que siempre supo que
la complicada operación intrauterina no
implicaba la cura para su hijo sino una gran
esperanza. Pero las buenas noticias no son
pocas: el menor no ha desarrollado
hidrocefalia, o sobreproducción del fluido
cerebral que es una de las complicaciones
más comunes de la espina bífida. La última
prueba de ultrasonido sobre su cabeza
demostró que era prácticamente normal.
Él es un bebé típico, nos mantiene
despiertos toda la noche, agrega Julie y
expresa que con su esposo han decidido no
conceder más entrevistas porque no quieren
perder su vida privada. Sobre las
entrevistas ya publicadas, Julie afirma que
las hicieron conscientes de que la gran
mayoría de los bebés que sufren de espina
bífida son abortados en el país. Nosotros
queríamos ayudar a la gente con nuestro
testimonio. Somos una pareja educada y
profesional que ama y valora a su hijo
aunque para la sociedad tenga un defecto. No
importa cómo sea Samuel, lo único que
sabemos es que Dios le ha permitido nacer
para impactar a otros con una fotografía de
su pequeña mano.
Michael Clancy, un fotógrafo profesional que
nunca había cubierto casos médicos, se
enteró que en la Universidad de Vanderbilt
en Nashville, (Estado norteamericano de
Tennessee), tendría lugar algo que podía
considerarse como un "noticia importante,
por lo menos en el campo de la cirugía: la
operación de un niño por nacer en el vientre
materno. Conseguida la autorización para
tomar la foto, Clancy nunca se preparó para
lo que su obturador registraría: el momento
en el que pequeño bebé recién operado estira
su pequeñísima mano desde el interior del
útero de su madre para sujetar uno de los
dedos del médico que lo había intervenido.
La espectacular secuencia fotográfica corrió
como reguero de pólvora: tras un reportaje
del periódico USA Today - el más vendido del
país- varios diarios en Estados Unidos y en
otras naciones recogieron la misma imagen.
Su repercusión llegó incluso hasta Irlanda,
donde se convirtió inesperadamente en una de
las banderas pro-vida con la que se quiere
evitar la legalización de abortos aún en el
período de gestación durante el que fue
intervenido el bebé.
Pocos hasta ahora se han podido explicar con
precisión el poder conmovedor de la
fotografía: las páginas de Internet con su
imagen registraron cifras récord de visitas,
y la foto ha circulado copiosamente en
grupos de discusión y correos electrónicos.
La atracción de la imagen tal vez radica en
que, al observarla con detenimiento, ésta
transmite un mensaje elocuente: la vida del
bebé literalmente pende de un hilo; los
especialistas aún no están en capacidad de
mantenerlo vivo fuera del útero materno y
deben tratarlo dentro de la matriz para
corregir su fatal anomalía y cerrar luego el
ambiente en el que debe terminar de crecer.
En ese marco dramático, el pequeño bebé toma
el dedo del médico, como si quisiera
transmitir su fragilidad y, a la vez, su
agradecimiento.
Para Joseph Bruner, el médico que operó a
Samuel, la operación ha lanzado un
interesante desafío a la sociedad
estadounidense, considerando que miles de
bebés son abortados a la misma edad en que
Samuel fue salvado. "Al practicar
operaciones para mejorar la calidad de vida
de estos niños, es difícil justificar una
operación que podría tomar sus vidas. Al
avanzar a través de este campo ideológico,
la sociedad va a tener que hacer una seria
introspección porque es imposible sostener
ambas posturas", afirma Bruner.
Otro fruto sorprendente de la fotografía es
el cambio de vida del fotógrafo que captó la
conmovedora imagen del bebé. Michael Clancy
nunca imaginó que lo que vería no sólo
llevaría una de sus fotos a los principales
medios del mundo sino que lo ayudaría a
comprender que es necesario defender a los
no nacidos.
El fotógrafo de 43 años, que nunca antes
había fotografiado una intervención
quirúrgica, confesó que ver a Samuel fue una
experiencia sorprendente que lo convirtió en
"un pro-vida". Clancy dice que nunca antes
se había dado cuenta que los abortos legales
pueden ser practicados en el quinto mes del
embarazo y aún después. De hecho, en Estados
Unidos los abortos son legales hasta el
momento previo al parto..
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