El ser humano, como la
mayoría de los organismos, se reproduce
sexualmente mediante la unión de dos células
sexuales denominadas gametos. Los gametos
son de dos tipos: óvulos y espermatozoides;
se forman en las gónadas, glándulas
sexuales. Los espermatozoides se forman en
los testículos y los óvulos en los ovarios.
El aparato genital humano está constituido
además por las vías genitales, los órganos
genitales y las glándulas sexuales anexas.
Para la reproducción humana se necesita de
la intervención de un hombre y una mujer, o
un chico y una chica, que tienen grandes
diferencias. La mayoría de ellas se acentúan
a partir de la adolescencia, tiempo de
transición entre la infancia y la edad
adulta.
El hombre desarrolla un mayor tamaño
corporal y masa muscular; tiene el olfato
menos sensible; una piel más gruesa y el
doble de posibilidades de padecer infarto
que la mujer; puede padecer calvicie por
herencia genética; la grasa representa el
11% de su peso y se acumula en la parte
superior del tronco y en el abdomen; y sus
huesos son más robustos y pesados.
La mujer tiene menor masa corporal y
muscular; un olfato más sensible, sobre todo
al final del ciclo menstrual; la piel más
fina y sensible; menor tamaño del corazón,
huesos más frágiles, sobre todo después de
la menopausia; no suele estar expuesta a la
calvicie; y la grasa representa el 23% de su
peso y se concentra en piernas y nalgas.
Pero las mayores diferencias entre hombres y
mujeres se encuentran en los distintos
aparatos reproductores.
Ellos tienen testículos, que son los
productores de la hormona sexual masculina
(la testosterona), responsable de los
cambios que se producen en la adolescencia,
como el desarrollo de los órganos genitales,
la vellosidad pubiana y las primeras
eyaculaciones.
Ellas tienen ovarios, productores de las
hormonas sexuales femeninas (los estrógenos
y la progesterona). Éstas son responsables
del crecimiento de los senos, la vellosidad
pubiana o las primeras reglas.
La reproducción humana empieza con la
ovogénesis, que se realiza en los ovarios y
consiste en la producción de óvulos; y la
espermatogénesis, realizada en los
testículos y consistente en la producción de
espermatozoos.
Un espermatozoo tiene una longitud de 0'05
mm y sólo puede verse por un microscopio.
Puede nadar unos 18 cm por hora y tarda dos
horas hasta llegar al óvulo. Éste mide de
0'1 a 0'2 mm de diámetro y no puede
desplazarse por sí mismo.
Las estructuras de los óvulos y los
espermatozoos son los siguientes:
A diferencia del aparato genital femenino.
El del hombre está constituido por
diferentes órganos que en su mayor parte se
encuentran situados en el exterior del
cuerpo.
Los testículos son dos órganos ovoides cuya
función es la de elaborar los
espermatozoides (que pasan al epidídimo) y
la testosterona, hormona sexual masculina.
Tienen el tamaño aproximado de una ciruela,
se hayan envueltos por túnicas especiales y
situados dentro de una bolsa cubierta de
piel: el escroto. Los testículos se
encuentran en el exterior del cuerpo, ya que
su temperatura debe ser 4ºC menor a la del
resto del cuerpo. Si sube la temperatura,
disminuye la producción de espermatozoos y
puede causar esterilidad.
El epidídimo cubre el polo superior del
testículo. Es un conducto muy largo (hasta 6
metros) que se encuentra enrollado sobre sí
mismo. Su función es incubar los
espermatozoides aún no maduros, durante unos
15 días, que pasan a los canales deferentes.
Los canales deferentes están formados por
los conductos deferentes y los conductos
eyaculadores. Los primeros son la
continuación del epidídimo y miden unos 40 ó
50 cm. Su ligadura hace al hombre estéril.
Los canales deferentes se continúan por los
eyaculadores, rodeados por la próstata y que
desembocan en la uretra. En ellos segregan
las vesículas seminales.
La uretra es también el canal de evacuación
de la vejiga, por lo que constituye una vía
común a los sistemas urinario y genital
masculino; comienza en la próstata y recorre
la base del pene hasta abrirse en el extremo
del glande. En ella desembocan las glándulas
de Cowper.
El pene es un órgano eréctil de forma
cilíndrica formado por los dos cuerpos
cavernosos y el cuerpo esponjoso. La parte
externa se denomina glande y está recubierta
por una fina piel: el prepucio. Es un órgano
muy sensible ya que cuenta con numerosas
terminaciones nerviosas. Para realizar el
acto sexual es indispensable que se produzca
la erección, que se produce cuando los
cuerpos cavernosos se llenan de sangre.
Las glándulas sexuales anejas son: vesículas
seminales, que se encuentran detrás de la
vejiga, se incrustan en la próstata, que es
una glándula que rodea la porción de uretra
(líquido prostático); y las glándulas de
Cowper, que están situadas en la base del
pene, detrás de la uretra, donde vierten su
secreción, un líquido alcalino que
neutraliza la acidez de la vagina, que
mataría a los espermatozoides.
El conjunto constituido por la secreción de
las glándulas sexuales anejas, los líquidos
de los conductos y los espermatozoides forma
el semen, líquido seminal o esperma, de
aspecto lechoso y consistencia mucoide. La
eyaculación cosiste en la expulsión del
semen.
El aparato genital de la mujer está formado
por una serie de órganos que , en su mayor
parte, se encuentran situados en el interior
del cuerpo.
Los ovarios son los órganos encargados de
producir óvulos cada 28 días
aproximadamente. También se dedican a
secretar las hormonas sexuales femeninas
(estrógenos y progesterona). Se continúan en
las trompas de Falopio.
Las trompas de Falopio u oviducto son dos
canales que tienen una longitud de
aproximadamente 10cm por uno de sus
extremos, se abre formando una especie de
pabellón que es donde son recogidos los
óvulos que liberan los ovarios. El otro
extremo va a desembocar a la cavidad uterina
o útero.
El útero es un órgano hueco que se encuentra
alojado en el interior de la pelvis, y
dentro del cual se desarrolla el embarazo.
Está formado por una gruesa capa muscular
revestida interiormente por el endometrio.
La vagina es un conducto cuya longitud varía
de 7'5 cm a 12'5 cm. Su abertura externa
está protegida por dos pares de repliegues
cutáneos, cuyo conjunto constituye la vulva.
Los pliegues más externos se llaman labios
mayores; los más internos, labios menores.
Entre estos pliegues protegen al clítoris,
un órgano muy sensible al tener gran número
de terminaciones nerviosas.
La penetración del espermatozoide en el
óvulo, con fusión de sus núcleos y formación
del cigoto es la fecundación. El encuentro
de los gametos se produce en las trompas de
Falopio. Para que haya fecundación, los
espermatozoides deben ser depositados en el
aparato genital de la mujer (copulación)
coincidiendo con la ovulación, pues la
supervivencia de las células germinales es
escasa.
En el momento de la copulación, los
espermatozoides almacenados en el epidídimo
pasan por los vasos deferentes, las
vesículas seminales, la próstata y la
uretra, mezclándose con los líquidos
segregados por las glándulas de estos
conductos. Sólo entonces adquieren la
capacidad de moverse y resultan aptos para
la fecundación. Por su parte, el óvulo
descargado penetra en el oviducto y allí es
alcanzado por los espermatozoides.
De los millones de espermatozoides
eyaculados que penetran gracias al pene en
en la vagina de la mujer durante la
copulación, sólo unos pocos miles alcanzarán
el oviducto, algunas decenas rodean al óvulo
y solamente uno penetra en él.
El espermatozoide que logra penetrar en el
óvulo pierde el flagelo y se endurece la
membrana que rodea al óvulo, no dejando
entrar ningún otro espermatozoide. Se
fusionan y, la cabeza del espermatozoide que
ha logrado entrar en el óvulo y éste forman
una sola célula llamada cigoto. Este proceso
se llama fecundación. Tras la fusión del
óvulo y el espermatozoide, la nueva célula
se implanta en el útero.
El cigoto primero se divide dando dos
células. Éstas, a su vez, se irán dividiendo
hasta formar un conjunto de células, dejando
un espacio en su interior, que externamente
recuerdan al fruto de una mora.
Estas células se siguen multiplicando y
diferenciándose. En un principio eran todas
iguales, pero a medida que aumentan de
número van siendo muy distintas.
Se forma el embrión, que llegará a ser el
cuerpo humano. Durante algunos días
permanece flotando en la cavidad uterina,
alimentándose del producto de secreción de
ciertas glándulas que el órgano posee, hasta
que penetra en alguno de los numerosos
repliegues del endometrio y se aloja en el
interior de la pared endometrial. Allí se
establece un íntimo contacto con la
placenta.
A partir de este momento, se considera que
la mujer está embarazada. Las fases del
embarazo son las siguientes:
La menstruación es el ciclo que se inicia
por la acción de hormonas presentes en la
sangre que estimulan a los ovarios (los dos
órganos femeninos que producen los óvulos, o
huevos) llamada ovulación. La regla es flujo
sanguíneo que se produce en la mujer y en
las hembras de los mamíferos. Está
constituido por sangre y por células
procedentes del revestimiento uterino
(endometrio). Este proceso prepara a la
mujer para el embarazo y el parto. Se
produce durante la edad fértil de la mujer;
por lo general comienza entre los 10 y los
16 años, en la pubertad, y cesa hacia los 45
o 55 años en la menopausia. Cada mes aumenta
el revestimiento del útero; si no se produce
un embarazo se produce la menstruación. El
periodo menstrual abarca entre tres y siete
días que es el tiempo que dura la
menstruación.
En la mayoría de las mujeres, el ciclo
menstrual dura unos 28 días, pero puede
variar de forma considerable incluso de un
mes a otro. Cada mes, las hormonas actúan
sobre un óvulo para que madure, es decir, se
vuelva susceptible de ser fecundado y de
desarrollarse para dar lugar a un feto. El
ovario también produce hormonas por sí
mismo, sobre todo estrógenos y progesterona,
que hacen que el endometrio se vuelva más
grueso. Hacia la mitad del ciclo menstrual,
catorce o quince días antes del siguiente
periodo, el ovario libera el óvulo maduro en
un proceso llamado ovulación.
Los tres días que el óvulo tarda en llegar
al útero después de haber sido liberado por
el ovario constituyen el periodo fértil de
la mujer. Si no se produce la fecundación el
revestimiento uterino no recibe las hormonas
que necesita para continuar el proceso de
crecimiento, se rompe y es eliminado durante
la menstruación.
Muchas mujeres padecen dolor y malestar
premenstrual. Entre uno y siete días antes
de cada periodo es común que se produzca
dolor de mamas y una tendencia a retener
líquidos (hinchazón). Algunas mujeres
también experimentan la tensión premenstrual
en forma de cefaleas, irritabilidad,
nerviosismo, fatiga, ataques de llanto, y
depresiones sin causa aparente (estrés
premenstrual). Algunas mujeres también
padecen calambres menstruales severos
(dismenorrea) durante el primero o los dos
primeros días del periodo. Aunque se creía
que los síntomas premenstruales y el
malestar durante la menstruación tenían un
origen psicológico, investigaciones
recientes indican que los responsables son
los cambios químicos y hormonales. Las
nuevas medicaciones son eficaces para tratar
estos problemas. La amenorrea (ausencia de
periodos) tiene un origen tanto físico como
psicológico.
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El parto es el acto
fisiológico de expulsar el feto, cuando es
viable, desde el útero, operación que pone
fin al embarazo.
Aproximadamente dos semanas antes de
iniciarse el trabjo del parto, el feto
situado en lo alto del abdomen empieza a
bajar y encajarse en la pelvis. Por el mismo
tiempo las contracciones del útero pueden
ser débilmente dolorosas; pero estos falsos
dolores de parto son irregulares y
desaparecen rápidamente.
El parto comprende tres fases principales:
- Dilatación; en la que las contracciones
uterinas dolorosas se suceden con ritmo
diverso, de pausas de quince a veinte
minutos al principio, que van aumentando en
intensidad y frecuencia.
- Expulsión; en que la presión interna
desarrollada por las contracciones impulsa
al cuerpo fetal en la dirección en que la
resistencia es menor, ósea, por el canal del
parto preparado en el período anterior (el
cuerpo del útero, cuello y vagina se han
convertido en una gran cavidad única).
- Alumbramiento; que empieza generalmente a
los cinco minutos del nacimiento; en esta
fase se contrae de nuevo el útero para
expulsar la placenta y demás membranas
(secundarias) que rodeaban al feto.
Cerca del 95% de los casos, el feto se
encuentra en el útero cabeza abajo. Si el
feto descansa con la nalgas hacia abajo
(presenta podálica) o en cualquier otra
posición que obstruya en su propio paso, el
médico tiene que maniobrar de manera que
haga posible la expulsión o bien tendrá que
practicar una operación de cesárea, que
consiste en sacar al bebé del útero
quirúrgicamente, pero no es una alternativa
para el dolor.
El parto sin dolor consiste en volver a los
procesos naturales, tal como sucede entre
los animales, y en la especia humana entre
razas primitivas y en cierto medios rurales
y sociales más en contacto con la
naturaleza. El parto se efectúa en silencio
y en la penumbra. Nada más alir el niño, se
le coloca sobre el vientre de la madre,
mientras que el tocólogo o la comadrona le
da un mensaje rítmico similar alas últimas
contracciones del útero.
Sigue, sin embargo, siendo cierto que el
dolor altamente meritorio desde el punto de
vista religioso. Téngase también presente el
efecto psicológico del dolor sobre la madre.
Muchas mujeres afirman que los sufrimientos
del parto no hacen sino estrechar el vinculo
que les une a sus hijos: “la madre ama tanto
más a sus hijo cuanto mayor dolor le ha
costado”.
Hay personas que tienen ciertos órganos
dañados por diversas razones (tanto en el
hombre como en la mujer) y no pueden
reproducirse naturalmente. Para estas
personas, se ha creado una tecnología de
reproducción artificial en que se fecundan
uno o varios óvulos fuera del organismo
materno llamada fecundación in vitro.
Durante décadas se ha usado en embriología
animal experimental, y desde 1978 se ha
aplicado con éxito en la reproducción
humana. Se estimula la maduración de muchos
óvulos mediante inyección diaria de hormonas
(se puede hacer con un solo óvulo). Los
óvulos se extraen mediante técnicas
ecográficas (lo más frecuente) o mediante
laparoscopia (introducción de un sistema
óptico y quirúrgico por una incisión de 1-2
cm en la pared abdominal).
Los óvulos extraídos se mantienen en un
medio líquido especial al que se añade semen
lavado e incubado. Después de 18 horas se
extraen los óvulos, se cultivan en un medio
adecuado y se examinan 40 horas después. Los
óvulos fecundados y con desarrollo
embrionario normal se implantan en el útero
materno. Por lo general, se transfieren
múltiples embriones para incrementar la
probabilidad de gestación. Si hay más de
cuatro embriones normales se pueden congelar
algunos para futuros intentos, y así se
evita el riesgo de embarazos múltiples. Tras
la implantación, se administran inyecciones
de progesterona todos los días. La
probabilidad de que una gestación llegue a
término es del 20%.
Además de esta técnica, hay otras similares
como la implantación intratúrbica de
gametos, en la que los óvulos y el esperma
se introducen directamente en las trompas de
Falopio; o la implantación intratúrbica de
cigotos, en la que la fecundación tiene
lugar en el laboratorio y se implantan los
cigotos.
Para poder recibir estos tratamientos es
necesario tener un cierto nivel económico,
ya que estos son muy costosos.
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