Varios tipos de enfermedades de
transmisión sexual son epidémicas, incluidas la gonorrea, la uretritis no
gonocócica, el virus del herpes genital, las verrugas genitales (condilomas
acuminados), la sarna (escabiosis) y las infecciones uretrales y vaginales
causadas por la bacteria Chlamydia trachomatis, el protozoo Trichomonas y
hongos.
El herpes simple tipo II es el herpes genital. Ésta es una enfermedad de
transmisión sexual de importancia creciente. Sólo a veces se acompaña de
cefaleas y fiebre. Se inicia con prurito local moderado seguido de erupción
progresiva de vesículas. Éstas se rompen, forman costras y por último se secan.
Todo este proceso puede durar de una a tres semanas. Muchas veces aparecen
nuevas erupciones de vesículas cuando se está secando la erupción anterior. Otra
vía de transmisión es connatal: el recién nacido de una madre enferma se infecta
a su paso por el canal del parto, contrayendo la enfermedad sistémica, que suele
ser mortal. Este grave riesgo obliga a que estos niños nazcan por cesárea. El
herpes genital se trata en forma tópica desde 1982 y como tratamiento sistémico
desde 1984.
El herpesvirus tipo II es la causa del cáncer de cuello uterino: los virus se
acantonan en las células de la mucosa y acaban produciendo, años después, la
transformación, cancerosa en ocasiones, de estas células. Los virus también
pueden infectar el sistema nervioso central, sobre todo en pacientes debilitados
o inmunodeprimidos, como los que padecen cáncer, ocasionando una grave
encefalitis. El tratamiento precoz puede prevenir la muerte o las graves
secuelas cerebrales.
Existe un gran número de enfermedades que se transmiten mayoritaria o
exclusivamente por contacto sexual. Además de las enfermedades epidémicas ya
mencionadas, están la sífilis, la infección por ladillas (Pediculosis pubis), la
infección vaginal causada por la bacteria Haemophilus, el molluscum contagiosum,
el chancroide, el linfogranuloma venéreo y el granuloma inguinal. Son muchos los
organismos que causan estas enfermedades. Trichomonas es un protozoo que causa
tricomoniasis; la moniliasis está causada por una levadura; los organismos que
producen chancroide, gonorrea, sífilis, granuloma inguinal y vaginitis por
Haemophilus, son bacterias; el herpes genital, las verrugas genitales (causadas
por el papovavirus) y el molluscum contagiosum se deben a la acción de ciertos
virus; finalmente, el linfogranuloma venéreo y la mayoría de los casos de
uretritis no gonocócicas están producidos por la bacteria Chlamydia.
Transmisión
La transmisión de todas estas enfermedades se efectúa sólo por contacto íntimo
con una persona infectada, ya que los organismos que las producen mueren con
rapidez si se los separa del cuerpo humano. Aunque la zona normal de contacto
suele ser los genitales, el sexo oral y anal también produce casos de
infecciones orales o anales. Algunas de estas afecciones, en concreto el
chancroide y la producida por las ladillas, pueden extenderse de una parte de la
piel a otra por la misma persona infectada a través de sus manos; las ladillas,
piojos, herpes genital y vaginitis producidos por Trichomonas y hongos también
se pueden adquirir por otros medios que no son el contacto sexual. La gonorrea,
sífilis e infecciones por Chlamydia pueden pasar de la mujer embarazada a su
hijo, ya sea en el embarazo o durante el parto. Tales infecciones congénitas
pueden ser bastante graves.
Aunque las infecciones de transmisión sexual comienzan en los genitales
externos, se pueden extender también a la próstata, útero, testículos y órganos
cercanos. La mayoría de estas infecciones sólo causan irritación, picores y
ligeros dolores, pero la gonorrea y la uretritis por Chlamydia son una causa
importante de esterilidad en las mujeres.
Algunas se pueden transmitir también por vía no sexual, pero representan una
minoría del número total de casos.
El 75% de los infectados de clamidia no presentan síntomas. Son parecidos a los
de la gonorrea y difíciles de detectar, aunque en los hombres se detecta más
fácilmente. Los síntomas más evidentes en las mujeres son lesiones indoloras de
aspecto verrugoso normalmente en la vagina, cuello del útero y en los genitales
externos y alrededores. Tienen rebrotes frecuentes y puede desarrollarse de
forma cancerígena.
La gonorrea no siempre aparece o lo hacen tardíamente. En los hombres, la
secreción viscosa o purulenta por el pene y el escozor al orinar son los
principales síntomas. Puede producir artritis, dolores en el pene o ingle y
esterilidad. En las mujeres, estos síntomas son el aumento del flujo vaginal,
trastornos en el periodo y escozor al orinar. La artritis, inflamación de la
pelvis y esterilidad son las consecuencias. En los recién nacidos sus
consecuencias son ceguera o neumonía.
El herpes genital se manifiesta con inflamaciones alrededor de los genitales y
ano con ampollas dolorosas, escozor al orinar y al principio de la enfermedad
síntomas como los de la gripe. Como consecuencias produce rebrotes de los
síntomas en situaciones de estrés, riesgo de muerte en recién nacidos, riesgo de
aborto y riesgo de cáncer cervical.
La pediculosis o ladillas produce picor principalmente. Está causada por un
parásito externo móvil que es visible a simple vista y está cogido al vello
púbico. No tienen consecuencias.
La sífilis produce ulceraciones rojizas e indoloras en genitales, boca o ano. De
uno a seis meses después del contajio, produce nódulos linfáticos en ingles,
axilas o cuello. Después de tres o cuatro años, se producen alteraciones en la
piel y órganos externos y pérdida de sensibilidad en las extremidades. Si no es
tratado, causa lesiones destructivas en el sistema nervioso y en el
circulatorio. Además, produce malformación y muerte en el recién nacido.
El SIDA es una enfermedad que anula la capacidad del sistema inmunológico por el
virus VIH (virus de inmunodeficiencia humana) para defender al organismo de
múltiples microorganismos, produciéndose graves infecciones. Se caracteriza por
astenia y pérdida de peso importantes, y con frecuencia por complicaciones
neurológicas debidas a la lesión de las células cerebrales. También una elevada
incidencia de ciertos cánceres, especialmente el sarcoma de Kaposi; uno de sus
primeros síntomas consiste en la aparición de lesiones violáceas en la piel.
Otros tumores frecuentes son los linfomas de células B.
Se transmite por la sangre, por contacto homo o heterosexual, a través de la
placenta desde la madre infectada al feto y posiblemente a través de la leche de
la madre infectada. Las transfusiones sanguíneas fueron una vía de transmisión
importante antes de que se desarrollara una prueba fiable para la detección del
virus en sangre. Uno de los mecanismos principales de transmisión y difusión de
la enfermedad es el uso por drogadictos de agujas contaminadas con sangre
infectada. La simple convivencia (sin relaciones sexuales y sin compartir
objetos personales como maquinillas de afeitar o cepillos de dientes) y la
donación de sangre, no son factores de riesgo para la infección. En los países
occidentales, el mayor número de casos se ha producido por transmisión
homosexual, a diferencia de lo que sucede en España, donde el mayor número de
casos se debe a la transmisión heterosexual. El virus VIH permanece “dormido”
durante un tiempo variable y puede tardar hasta diez años en iniciarse la
enfermedad.
Hasta el momento se han aislado varias cepas del virus VIH, el cual está
experimentando continuamente mutaciones genéticas. Estas mutaciones producen
cambios continuos en la envuelta externa del virus, aquella contra la cual el
sistema inmune humano puede desarrollar anticuerpos. Las mutaciones continuas
dificultan la elaboración de una vacuna protectora frente a todas las cepas del
virus. No obstante, en muy poco tiempo se ha obtenido un enorme progreso en el
conocimiento de la estructura molecular del virus, sus modos de transmisión y
sus mecanismos patogénicos.
Se están llevando a cabo muchas investigaciones para descubrir tratamientos
eficaces tanto para los enfermos como para aquellas personas infectadas que aún
no han desarrollado la enfermedad. El AZT desarrollado en 1986-1987, ha sido el
primer fármaco capaz de controlar parcialmente la replicación del virus y los
síntomas de la enfermedad. No obstante, las estadísticas clínicas indican que
por el momento ningún individuo con SIDA sobrevive a largo plazo.
El SIDA ha planteado muchos dilemas legales y éticos: como ejemplo se puede
mencionar el análisis de anticuerpos en todos los ciudadanos o en poblaciones
particulares (por ejemplo, en los suscriptores de seguros de vida), la
discriminación en la vivienda, el trabajo o los tratamientos médicos, y la
confidencialidad en el manejo de datos clínicos, o la notificación a las parejas
sexuales.
El primer caso de SIDA fue descrito en Nueva York en 1979, pero el origen viral
de la enfermedad no se estableció hasta 1983-1984 por Luc Montagnier en el
Instituto Pasteur de París. Muy poco después se dispuso de una prueba para la
detección de anticuerpos VIH en el suero de las personas infectadas, lo cual
permitió investigar los mecanismos de transmisión del virus, su origen y sus
mecanismos patogénicos. Algunos virus parecidos al VIH producen infecciones en
determinados monos africanos; este hecho, y la alta incidencia de infección en
algunas poblaciones centroafricanas, ha sugerido la discutible opinión de que el
virus se originó en ese continente. En 1990 la Organización Mundial de la Salud
(OMS) anunció que a finales de 1989 se habían descrito en todo el mundo un total
de 203.599 casos de SIDA, y se estimaba la cifra actual en aproximadamente un
millón de personas que padecían o habían padecido la enfermedad. Las más
recientes estimaciones de la OMS elevan el número de seres humanos infectados
por el VIH a 8-10 millones de adultos y 1 millón de niños. España es el país
europeo con mayor incidencia de la enfermedad, y ocupa el segundo lugar (después
de EEUU) en número de casos en el mundo occidental.
En África se dan más del 60% de los casos, aunque esta cifra está disminuyendo.
En el sur y sureste asiático, Hay un 25% de casos de SIDA.
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