"El Rey del Aborto" defiende
ahora el derecho
a la vida del feto.
Después de ser uno de los principales
promotores de la legislación del aborto en
los Estados Unidos, hasta el punto de ser
conocido en Nueva York como "el rey del
aborto", el Dr. Bernard Nathanson
experimentó un cambio radical. El
conocimiento de los avances médicos que
demuestran la existencia de una vida humana
en el feto le abrió los ojos.
Un hombre que ha realizado personalmente
casi cinco mil abortos, afirma ahora:
"Dramáticamente tengo que reconocer que el
feto no es un trozo de carne: es un
paciente".
I. Una amiga embarazada
Mi interés por el aborto comenzó a raíz de
mi paso por la Facultad de Medicina y de la
experiencia, casi obligada, de tener una
amiga que quedó embarazada. En aquella época
era casi imposible obtener un aborto;
finalmente lo logramos, pero el sujeto que
lo realizó era un charlatán que por poco la
mató. Después siguieron algunos años de
práctica en obstetricia y ginecología ocho
años, para ser exacto. Fue entonces cuando
se despertó en mí una gran sensibilidad por
lo penoso de la situación de aquellas
mujeres que se exponían a lesiones graves e,
incluso, a la muerte, en los abortos
practicados clandestinamente. Y en el
período siguiente, de 1957 a 1967,
ejerciendo ya como médico, me reafirmé en mi
creencia de que era necesario cambiar las
leyes que prohibían el aborto, por
considerarlas restrictivas e injustas.
II. El éxito de una campaña propagandística
.
Así que en 1968 organicé un grupo llamado
Asociación Nacional para la Renovación de
las Leyes del Aborto. A nuestros
contrincantes los cogimos durmiendo. En esta
organización, que unió todas las fuerzas que
había entonces en pro del aborto, ideamos
una serie de tácticas para nuestra campaña.
Le dijimos al público que de diez a quince
mil mujeres morían cada año debido a los
abortos clandestinos. De hecho, sabíamos por
nuestras investigaciones que el número era
más bien de doscientas o trescientas.
Inventamos también lemas sumamente
persuasivos y agresivos, como "la mujer
tiene derecho al dominio de su propio
cuerpo", "libertad de elección", "la
conspiración católica" y otros similares.
Tuvimos un éxito extraordinario. Trabajamos
con un presupuesto de siete u ocho mil
dólares anuales, echamos por tierra la ley
en el Estado de Nueva York en dos años.
Gracias a una telaraña de mentiras y
calculada intriga, logramos tener, por vez
primera en Estados Unidos, una ley que
permitía absolutamente el aborto. Hicimos de
Nueva York la capital del aborto en el país,
mientras que mis colegas me calificaban en
la prensa como el "rey del aborto". Por
supuesto, no nos consideramos satisfechos
simplemente como haber logrado la
despenalización del aborto. Aspirábamos a
poner en marcha toda una operación masiva,
que permitiera a cualquier mujer –también a
las pobres- obtener un aborto barato, rápido
y seguro. Y establecimos una clínica bajo el
nombre de Centro de Salud Sexual y la
Reproducción, un eufemismo bastante bueno
para lo que a fin de cuantas se convirtió en
matadero. Durante la época en que fui
director de la clínica se practicaron 60,000
abortos, aproximadamente 120 diarios.
Yo mismo, personalmente, he realizado cerca
de cinco mil abortos a lo largo de mi vida.
La clínica generaba uno ingresos de cinco
millones de dólares anuales. De hecho,
entonces era la única instalación de ese
tipo. De 1970 a 1972, atraíamos a mujeres de
la mitad Este de los Estados Unidos, y jamás
volverá a darse una experiencia tan
concentrada en un solo punto, ya que la
sentencia de Tribunal Supremo (en 1973)
levantó las restricciones al aborto en todos
los Estados.
III. El ataque contra la iglesia Católica
Otra táctica muy importante fue presentar la
oposición al aborto como injerencia de la
iglesia Católica. No se trataba de fustigar
al Papa porque el centrar la atención en un
solo hombre podría despertar una reacción de
simpatía. Desechemos también condenar a
todos los católicos porque esto diluiría el
tema demasiado. Además, íbamos a necesitar
algunas mujeres católicas para llevarlas al
frente, como escudo, para que dijeran que
estaban a favor del aborto. Y así lo
hicimos.
Por eso concentraremos el ataque en los
obispos y altas jerarquías, un grupo lo
suficientemente reducido para que absorbiera
el castigo y lo bastante amplio para que
fuera obvio. Ahora pienso que si en la
propaganda de aquellos años, en la que
arremetíamos contra la Iglesia Católica,
hubiéramos sustituido la palabra "católica"
por la palabra "negro" la opinión pública
nos hubiera aplastado. Pero entonces se
había puesto de moda fustigar a la Iglesia
Católica, y nos aprovechamos de ello.
Para que un lema sea eficaz debe esgrimirse
un argumento. En este caso, el de que la
Iglesia no debe inmiscuirse en los asuntos
del Estado. Sin embargo, todos sabemos que
Martín Luther King era un ministro
protestante y llevó a cabo una de las
revoluciones sociales más profundas en los
Estados Unidos. También recordaremos que
algunas de las personas más activas en la
abolición de la esclavitud en Boston fueron
miembros del clero. También escucharán
ustedes que el aborto es un problema médico,
que debe dejarse en manos de los doctores.
Pero el que el aborto sea una técnica médica
no lo convierte en un problema médico, del
mismo modo que la pena de muerte no es un
asunto de los ingenieros electricistas por
el hecho de que se use la silla eléctrica.
Cada año se practican en Estados Unidos
1,300.000 abortos, a un promedio de 350
dólares por aborto, hacen 500 millones de
dólares anuales, que van a parar a los
bolsillos de los médicos y de los
responsables de las clínicas. Dejar una
cuestión como la del aborto en manos de los
más interesados en ella económicamente es
locura e irresponsabilidad.
IV. La farsa del aborto terapéutico
También tenemos bastantes experiencias en
Nueva York sobre los comités del "aborto
terapéutico", cuando antes de 1970 el aborto
sólo era posible por necesidad médica. Estos
comités, formados por tres doctores en cada
hospital, dictaminaban sobre la validez de
cada solicitud de aborto. Aquellos comités
bien pronto se convirtieron en una farsa.
Las solicitudes de aborto iban
invariablemente acompañadas de dos
certificados extendidos por psiquiatra,
manifestando que la mujer en cuestión tenía
tendencias suicidas a causa del embarazo.
Naturalmente, siempre que tenía una paciente
que deseaba abortar, la enviaba a dos
psiquiatras amigos míos. Estos extendían los
certificados acostumbrados –una tarea
rutinaria que no les llevaba más de cinco
minutos- y cobraban los cien dólares
acostumbrados. Yo enviaba los informes al
comité que los revisaba les estampaba su
sello y la paciente obtenía rápidamente el
aborto solicitado. Los comités eran algo
absolutamente vacío, invitaban al descrédito
y al abuso de la ley, y cuando ésta fue
abolida en 1970 se desbandaron.
Otro dato ilustrativo sobre el llamado
"aborto terapéutico" es el cambio que se
produjo en 1976, cuando el Congreso aprobó
una enmienda en virtud de la cual sólo
podrían ser financiados con fondos públicos
los abortos motivados por violación, incesto
o porque estuvieran en peligro la vida de la
madre. En pocos meses, el porcentaje de
abortos sufragados por el Estado cayó a un
2%. Estaba claro que la inmensa mayoría de
los abortos no respondían a ninguna
"necesidad medica.
V. Los avances científicos me abrieron los
ojos
Renuncié al cargo de director del "Centro de
Salud Sexual y la Reproducción" a fines de
1972, no porque estuviera desilusionado del
aborto o porque tuviera serias dudas, sino
porque tenía demasiados compromisos, estaba
minando mis fuerzas y me sentía casado.
Cuatro meses después me pidieron que
organizara y dirigiese el servicio de
embriología y perinatología en el hospital
St. Luke’s, uno de los más importantes de
Nueva York, perteneciente a la Universidad
de Columbia. Esta unidad engloba las
disciplinas médicas que estudian el ciclo de
vida, los hábitos, la psicología, la
sensibilidad y la fisiología del feto.
Esta nueva rama de la Medicina ha sido
posible gracias a los logros de ciertas
tecnologías, como el ultrasonido, la
inmunoquímica, el marcador de corazón de
feto y otras técnicas muy complejas. Allí
tuve ocasión de entrar en contacto con estos
avances que han venido a arrojar luz sobre
el obscuro campo de la vida del feto.
Cuando era estudiante de Medicina en la
Universidad de McGill de Canadá, manejábamos
un libro de texto conocido como Williams.
Todavía hoy es un texto clásico en medicina.
La edición que yo utilicé era 1947, hacía la
octava y tenía 22 páginas dedicadas al feto,
del total de 750 u 800 páginas de que
contestaba el libro. Actualmente se
encuentra en su decimosexta edición,
publicada en 1980. Tiene 137 páginas sobre
fisiología del feto y otras 127 sobre
diagnósticos de enfermedades embrionarias,
esto hace aproximadamente una tercera parte
del libro, lo que es un índice de la
importancia que ha cobrado el estudio del
feto en los últimos ocho o diez años, desde
que se constituyó la ciencia de la
embriología.
Desde que comprobé con absoluta claridad,
gracias a nuevas técnicas, que el feto
respira, que duerme con unos ciclos de sueño
perfectamente definidos, que es sensible a
los sonidos se ha comprobado que reacciona
de distinta manera ante diferentes tipos de
música, al dolor y a cualesquiera otros
estímulos que ustedes y yo podemos percibir,
me resultó insoslayable que el feto es uno
de nosotros, de nuestra comunidad, que es
una vida: una vida que debe ser protegida.
Incluso mujeres que están decididamente en
pro del aborto, cuando estén embarazadas y
se someten a pruebas tales como un
ultrasonido, saldrán impresionadas. Es
tremenda la sacudida que se recibe al ver al
feto tan cerca, en el monitor, moviéndose,
respirando, chupándose el dedo o rascándose
la nariz ya a los dos meses y medio o tres
de vida.
Es una revelación conmovedora, y estoy
convencido de que pasar por esta experiencia
se convertirá en el argumento más poderoso
para detener la matanza. La falsedad de los
lemas abortistas ¿Qué queda, pues, de los
slogans abortistas?. Tomemos ése de la
"Libertad de elección". Todos estamos a
favor de la elección. Siempre y cuando,
claro está, que la elección sea una elección
ética. Si una de las alternativas no es
éticamente aceptable, la elección no soporta
el escrutinio: de hecho, no es una elección,
y por tanto, la "libertad de elección" es
lema vacío.
Supongamos que estoy en quiebra: puedo
elegir entre trabajar para pagar dinero, o
robar un banco, o asaltarle a usted para
quitarle la cartera; pero las dos últimas no
son elecciones éticas. El del "derecho al
dominio del propio cuerpo" es otro lema de
gran atractivo. Hoy gracias a la
inmunología, se sabe con absoluta certeza
que el feto no es una gran parte del cuerpo
de la madre. Los glóbulos blancos de la
sangre son capaces de reconocer cualquier
cuerpo extraño al organismo y de poner en
marcha los mecanismos de defensa para
destruirlo.
Cuando el feto se implanta en la pared del
útero, el sistema inmunológico materno
reacciona para expulsar al intruso, pero,
naturalmente, el feto está dotado de un
delicado método de defensa ante esta
reacción. En algunos casos la defensa no es
tan eficaz como debiera, y el feto es
expulsado y se malogra. Esto muestra que el
feto no es una parte del cuerpo de la madre.
Simplemente está ahí como huésped de paso y
ella no puede disponer sobre él.
VI. "No soy un hombre religioso"
No soy un hombre religioso; de hecho no he
estado en un templo desde los trece años.
Pero si quiero decirles que hemos de detener
ese proceso ineficaz y destructivo, cuyo
resultado es una mayor disolución de la
familia. Debemos reafirmar el amor entre
nosotros, especialmente para el ser más
pequeño e indefenso. Ahora veo el aborto
como un mal, indefendible éticamente, a la
luz de nuestros actuales conocimientos sobe
el niño aún no nacido.
Dr. Bernard Nathanson
Extracto de la conferencia pronunciada por Bernard Nathanson en Canberra (Australia) en
febrero de 1981, patrocinada por la
Asociación para el Derecho a la Vida.
Otra conferencia del doctor Bernard en
España (otra
fuente)
"Yo practiqué cinco mil abortos"
Por el Dr. Bernard N. Nathanson
Éramos un grupo cuyo único propósito era
conseguir una ley que permitiera el aborto
en EE.UU.. Ejercíamos presión sobre los
miembros del Congreso y las cámaras
legislativas de los Estados para lograr que
se derogasen las leyes que prohibían el
aborto. Fui uno de los fundadores de la
organización más importante que "vendía" el
aborto al pueblo estadounidense.
En 1968, cuando organizamos el movimiento,
se calcula que menos del 1% de la población
era partidario en EE.UU.. del aborto a
petición. Nuestro presupuesto era de $7,500
anuales, pero para 1982 se aproximaba ya al
millón de dólares.
Voy a explicarles cómo planteamos el tema
para convencer al resto de la población
estadounidense para que aceptasen el aborto.
Las tácticas que voy a explicar son ciertas
y además son las mismas que se han empleado
y se están empleando en otros países. Nos
sirvieron de base dos grandes mentiras: la
falsificación de estadísticas y encuestas
que decíamos haber hecho, y la elección de
una víctima, para achacarle el mal de que en
EE.UU.. no se aprobara el aborto. Esa
víctima fue la Iglesia Católica, o mejor
dicho, su jerarquía de obispos y cardenales.
La falsificación de estadísticas
Se trata de una táctica importante. Nosotros
decíamos en 1968 que en EE.UU.. se
practicaban un millón de abortos
clandestinos, cuando sabíamos que eran
alrededor de los cien mil, pero esta cifra
no nos servía y la multiplicamos por diez
para llamar la atención. También repetíamos
constantemente que las muertes maternas por
aborto clandestino se aproximaban a las diez
mil cuando sabíamos que no eran más de 200,
pero esta cifra resultaba demasiado pequeña
para la propaganda. Esta táctica del engaño
si se repite mucho, acaba por ser aceptada
como si fuera verdad. Nos lanzamos a la
conquista de los medios de comunicación
social, de los grupos universitarios, sobre
todo de las feministas. Ellos escuchaban
todo lo que decíamos, incluidas las
mentiras, y luego las divulgaban por los
medios de comunicación social, base de la
propaganda.
Es importantísimo que ustedes se preocupen
por los medios de comunicación social. Si en
España estos medios no están dispuestos a
decir la verdad, se encontrarán con la misma
situación que nosotros creamos en EE.UU..
También inventábamos nuestras propias
encuestas. Decíamos, por ejemplo, que
habíamos hecho una encuesta y que el 25% de
la población era partidaria del aborto y
tres meses más tarde decíamos que el 50%, y
así sucesivamente. Los estadounidenses se lo
creían y como deseaban estar a la moda,
formar parte de la mayoría y que no les
llamaran "atrasados", se unían a los
"avanzados".
Más tarde hicimos verdaderas encuestas y
pudimos comprobar que poco a poco los
resultados se iban aproximando a lo que
habíamos inventado. Por eso sean muy
cautelosos ante las encuestas que se hagan
sobre el aborto; porque suelen ser
inventadas, pero tienen la virtud incluso de
convencer a magistrados y legisladores, pues
ellos, como cualquier otra persona, leen la
prensa, escuchan la radio, y siempre se les
queda algo.
La jerarquía católica elegida como víctima
Una de las tácticas más eficaces que
utilizamos en aquella época fue la que
llamamos "etiqueta católica". Esto es
importante para ustedes, porque su país es
mayoritariamente católico.
En 1966 la guerra de Vietnam no era popular.
Pero la Iglesia Católica la apoyaba en
EE.UU.. Entonces escogimos como víctima a la
Iglesia Católica y tratamos de relacionarla
con otros movimientos "reaccionarios",
incluyendo el movimiento antiabortista. Con
esto pusimos a todos los jóvenes y a las
iglesias protestantes, que siempre habían
mirado con recelo a la Iglesia Católica, en
contra de ésta. Conseguimos inculcarles a la
gente la idea de que la Iglesia Católica era
la culpable de que no se aprobara la ley del
aborto.
Como era importante no crear antagonismos
entre los propios estadounidenses de
distintas creencias, aislamos a la jerarquía
- obispos y cardenales - como a los "malos".
A los católicos que rechazaban el aborto se
les acusaba de estar "embrujados" por la
jerarquía, y a los que lo aceptaban se les
consideraba "modernos", "progresistas",
"liberales" y más "iluminados". Puedo
asegurarles que el problema del aborto no es
un problema de tipo confesional. La Iglesia
Católica no es la única religión o
institución que está en contra del aborto.
Yo no pertenezco a ninguna religión y en
cambio les estoy hablando contra el aborto.
Pero esta táctica fue tan eficaz que todavía
hoy se emplea en otros países.
Otra táctica que empleamos con la Iglesia
Católica fue acusar a sus sacerdotes, cuando
tomaban parte en debates públicos contra el
aborto, de "meterse en política" y de que
ello era "anticonstitucional". El público se
lo creyó fácilmente aunque la falacia del
argumento está clara.
Dirigí a partir de 1971 la clínica más
grande del mundo
Se trataba del Centro de Salud Sexual (CRANCH),
situado al este de Nueva York. Tenía 10
quirófanos y 35 médicos a mis órdenes.
Cuando me hice cargo de la clínica todo
estaba sucio y en las peores condiciones
sanitarias. Los médicos no se lavaban las
manos de un aborto a otro. Algunos abortos,
inclusive, era practicados por las
enfermeras o por simples auxiliares.
Conseguí modificar todo aquello y
transformar la clínica en un "modelo" de su
género.
Practicábamos 120 abortos diarios, inclusive
los domingos, y sólo el día de Navidad no
trabajábamos. Como Jefe de Departamento,
tengo que confesar que se practicaron 60,000
abortos bajo mis órdenes y unos 5,000 fueron
hechos personalmente por mí.
Recuerdo que en una fiesta que organizamos,
algunas esposas de los médicos me contaron
que sus maridos sufrían por las noches de
pesadillas, y gritando hablaban de sangre y
cuerpos destrozados de niños. Otros bebían
demasiado y algunos usaban drogas. Algunos
de ellos tuvieron que someterse a
tratamiento psiquiátrico. Muchas enfermeras
se volvieron alcohólicas y otras abandonaron
la clínica llorando. Fue para mí una
experiencia sin precedentes.
En septiembre de 1972 presenté mi dimisión
porque ya había conseguido mi objetivo, que
era poner en marcha la clínica. En aquella
época, lo digo sinceramente, no dejé la
clínica porque estuviera contra el aborto;
la dejé porque tenía otros compromisos que
cumplir. Fui nombrado Director del Servicio
de Obstetricia del Hospital de San Lucas de
Nueva York y empecé a establecer el servicio
de Fetología. Estudiando el feto en el
interior del útero materno, pude comprobar
que es un ser humano con todas sus
características y que deben reconocérsele
todos los privilegios y ventajas de que
disfruta cualquier ciudadano en la sociedad.
Del estudio del feto vivo en el interior del
útero saqué esta conclusión.
Quizás alguno piense que antes de mis
estudios debía saber, como médico y además
como ginecólogo, que el concebido es un ser
humano. Efectivamente sí lo sabía, pero no
lo había comprobado yo mismo
científicamente. Los nuevos sistemas de
exploración nos ayudan a conocer con mayor
exactitud su naturaleza humana y a no
considerarlo como un simple trozo de carne.
Hoy, con técnicas modernas, se pueden tratar
en el interior del útero muchas
enfermedades, incluso hasta se practican 50
clases distintas de intervenciones
quirúrgicas. Son estos argumentos
científicos los que han cambiado mi modo de
pensar. Fíjense: si el concebido es un
paciente al que se le puede tratar, entonces
es una persona, y si es una persona, tiene
derecho a la vida y a que nosotros
procuremos conservarla.
Los casos de violación, subnormalidad y el
estado de salud de la madre
La violación es una situación muy dolorosa.
Afortunadamente son pocas las violaciones de
las cuales surge un embarazo. Pero aun en
ese caso, la violación, que es un acto de
violencia terrible, no puede ir seguida de
otro no menos terrible como lo es la
destrucción de un ser vivo. Por lo tanto,
tratar de borrar una horrible violencia con
otra también horrible no parece lógico; es
sencillamente absurdo, y en realidad lo que
hace es aumentar el trauma de la mujer al
destruir una vida inocente, porque esa vida
tiene un valor en sí misma aunque haya sido
creada en circunstancias espantosas,
circunstancias que nunca podrán justificar
su destrucción. Muchos de los que estamos
aquí fuimos concebidos en circunstancias que
no fueron las ideales, tal vez sin amor, sin
calor humano, pero eso no nos cambia en
absoluto ni nos estigmatiza. Por lo tanto,
recurrir al aborto en caso de violación es
algo ilógico e inhumano.
El caso de que la vida de la madre peligre
de continuar su embarazo, hoy, con los
avances de la medicina, prácticamente no
existe. Por lo tanto, el argumento es
engañoso, porque sencillamente no es cierto.
Finalmente voy a considerar el aborto cuando
el feto nacerá con defectos. Es éste un tema
muy delicado porque significa que aspiramos
a que la sociedad esté formada por personas
físicamente perfectas, y sin temor a
equivocarme puedo asegurar que en esta sala
no hay una sola persona que sea físicamente
perfecta. Es peligrosísimo aceptar este
principio porque desembocaría en un
holocausto.
Voy a contarles una anécdota. Cuando estuve
con mi esposa en Nueva Zelandia almorzamos
un día con Sir William Liley, que es el
fetólogo más importante del mundo, y nos
contó que habían tenido cuatro hijos que ya
eran mayores, y al quedar solo el matrimonio
adoptaron un niño mongólico. Me dijo que
este hijo adoptivo les había proporcionado
más satisfacciones que cualquiera de los
otros cuatro hijos.
Puedo asegurarles que si esta clase de ley
se aprueba se abusará de ella y se utilizará
para justificar el aborto en todos los
casos. Esto es lo que ha ocurrido en el
Canadá. Los médicos, sencillamente ponen un
sello en las solicitudes de aborto y todo el
mundo se ríe de ellas y de la ley. Pienso
que cuando se permite el aborto, se permite
un acto de violencia mortal, un acto
deliberado de destrucción y por lo tanto un
crimen. Puedo asegurarles que si se sigue el
camino sangriento del aborto, los tres
Jinetes del Apocalipsis que son la
delincuencia, la droga y la eutanasia no
tardarán en seguirle, como está sucediendo
en EE.UU.
Quisiera terminar con estas palabras: Como
científico, no es que crea; es que sé que la
vida empieza en el momento de la concepción
y debe ser inviolable. Y si no salimos
victoriosos y olvidamos nuestra completa
dedicación a esta causa tan importante, la
historia nunca nos lo perdonará.
Nota: El presente texto es un fragmento de
una conferencia del Dr. Bernard N. Nathanson
ante el Colegio Médico de Madrid, el 5 de
noviembre de 1982, publicada por la revista
"Fuerza Nueva". El Dr. Nathanson fue uno de
los más importantes promotores del aborto en
su país (EE.UU..) y miembro fundador de la
Asociación Nacional para la Derogación de
las Leyes que prohíben el Aborto o NARAL (National
Association for the Repeal of Abortion Laws).
El Dr. Nathanson fue bautizado en la Iglesia
Católica durante la Vigilia Pascual de 1996.
Su dramática conversión de proabortista a
pro vida, de ateo en creyente y de creyente
a católico, la narra él mismo en su
autobiografía, recientemente publicada en
inglés y titulada "The Hand of God" ("La
mano de Dios"). Este fascinante libro no
sólo narra la maravillosa obra de Dios en la
vida de este hombre, sino también nos
descubre, en boca del propio autor, las
insidiosas tácticas del movimiento
proabortista en forma más detallada y
completa que en este folleto. Todo defensor
de la vida debe tener esta valiosa
información. Adquiera "The Hand of God" por
sólo $24.95 mas costos de envío, así como
otros materiales en defensa de la vida y la
familia dirigiéndose a Vida Humana
Internacional
Fuente: "Yo practiqué cinco mil abortos",
conferencia pronunciada por el Dr. Bernard
Nathanson en el Colegio Médico de Madrid el
5 de noviembre de 1982, publicada por la
revista Fuerza Nueva. El Dr. Nathanson fue
uno de los más importantes propugnadores del
aborto en los Estados Unidos y miembro
fundador de la Asociación Nacional para la
Derogación de las Leyes que Prohiben el
Aborto o NARAL (National Association for the
Repeal of Abortion Laws). Hoy en día el Dr.
Nathanson es un conferencista pro vida
convertido al catolicismo.
EXPRESA EN ESTE LIBRO TU IDEA SOBRE EL ABORTO,
CUENTA TU EXPERIENCIA SI HAS PASADO POR UN
ABORTO, SI ESTUVISTE A PUNTO DE REALIZARLO O
SI ERES ALGUIEN QUE SOBREVIVIÓ A UN ABORTO. TU
TESTIMONIO PUEDEN SER DE MUCHA AYUDA PARA OTROS. DEJA TU COMENTARIO
Pulsando Aquí.
MUCHAS GRACIAS.