(poema
inspirado en Isaías 9:6)
Ese niño que nació que del cielo nos fué dado, con todo el amor de Dios como un precioso regalo. Ese niño que nació, que cual hijo nos fue dado, tuvo un nombre singular: Admirable fue llamado. Porque admiro, mi Señor que en mí te hubieras fijado, desde la cuna de paja desde aquel sencillo establo. Porque te admiro mi Dios, pues me viste derrotado y con amor me dijiste: Cógete fuerte a mi mano. Ese niño que vivió entre sabios, fue llamado Consejero, pues su amor sobre mí fue derramado. Para avisarme del mal sus consejos con cuidado entrando a mi corazón poco a poco iban cambiando. Mi manera de pensar ignorando lo creado, mi costumbre de pecar poco a poco, iba apagando. Y mi corazón lo vió, y con mi rostro temblando esto me puse a pensar mientras me iba arrodillando: Ese niño que murió que vilmente fue entregado a morir en una cruz por mi maldad y pecado. Ese niño que murió, desde la cruz y llorando, me dijo con dulce voz te perdono tus pecados. Y su rostro se apagó, sus labios ya no me hablaron, y llorando me quedé ¡¡ Mis errores lo mataron!! Pero.......... El niño resucitó y hacia el Padre fui llevado, hacia el Principe de Paz hasta el Dios de lo creado. Por eso quiero cantar, a ese niño que me ha dado la seguridad de ser un hijo, por Dios amado.
Antonio Torres Villen |