El rey
Herodes, un día,
para halagar su persona
quiso matar al Mesías,
porque en su orgullo temía
perder su real corona.
Y asesino
a muchos niños
pequeñitos inocentes,
llenando así de dolor
al pueblo, mas el Señor
no destruyo el delincuente.
Que
necio era al pensar
que a Dios torcía el camino.
Tan solo pudo lograr,
su negra cuenta aumentar
para el gran juicio Divino.
Dios
cumplió Su Gran Promesa
como lo había anunciado.
Naciendo en Belén primero
y muriendo en un madero
por el hombre y su pecado.
No trates
de entorpecer
los planes del Creador,
Lo que si debes hacer,
es amar y obedecer
a Cristo tu Salvador.