Un
abuelo que adoraba a su nietecita,
decidió darle una sorpresa en
vísperas
de
Navidad.
Vistiéndose de Santa para sorprender a
su nietita esperaba
ansioso su
llegada.
En la espera, el anciano se
quedó
dormido placidamente en
el
sillón
de
la sala.
Al despertar de su siesta, se encontró
a su nietita primorosamente vestida,
parada frente a el observándolo.
El anciano al ser sorprendido en esa
postura, no sabia que hacer y solo
atinó a decir
:
_Jo..jo...jo...jo...
La niña corrió hacia el diciéndole:
_ Abuelo que haces vestido así, no te
has vestido aun para la Navidad?
El abuelo sorprendido le respondió: _
Yo soy Santa y te traigo regalos.
La niña comenzó a reírse mientras le
bajaba la barba postiza al abuelo,
dejando al descubierto su rostro.
El abuelo muy sorprendido le dijo:
_ Oye niña, como tan pequeña tu sabias que yo no era Santa, después de
tanto trabajo que me costó
transformarme?
_ Mami y papi me explicaron que Santa
no existe. Yo lo veía en la tele,
en los negocios
y en
todas partes,
pero ellos me dijeron que eran hombres
disfrazados. Me explicaron que
en Navidad
festejamos el nacimiento del niñito
Jesús que vino a salvarnos.
El abuelo sorprendido no podía dar
crédito a
aquella
situación tan ridícula.
El queriendo sorprender a su nietita y
la nietita era quien lo sorprendía a
el.
Se levanto protestando del sillón y
fue hacia donde estaba su hija y yerno
quejándose.
_Es increíble! cada día vienen mas
vivos los niños, ya uno no puede
sorprenderlos porque es uno el que
sale sorprendido.
_La hija y el yerno al ver al abuelo
vestido de Santa comenzaron a reírse a
mas no poder.
El anciano contrariado le reprocho a
su hija:
_Por qué le quitas la ilusión
a tu niña, cuando tu eras chica te
gustaba ver a Santa y yo me vestía
asi
para ti.
_Si papito, lo recuerdo,
pero
también
recuerdo como llore el día que me
entere que Santa no existía. Me sentí
tonta al creer toda esa mentira. Por
eso, decidí que a mi hija no le
inculcaría esas tonterías. La Navidad,
padre, es para honrar al Santo niño
que vino al mundo a morir por nosotros,
no es justo que la atención de este
día,
sea desviada a una ridícula fantasía
de Santa.
El abuelo sacándose la panza postiza,
reflexionó y dijo:
_Es verdad, tienes razón, pero yo
crecí con esta fantasía, tu creciste
con esa fantasía y me parece que es
cortarle los sueños a los niños,
ya
cuando sean grandes se enfrentaran con
la realidad de la vida.
_Padre, Cristo Jesús es nuestra única
realidad desde que nacemos y hasta la
eternidad. Jesús no es fantasía, Jesús
jamás nos ha mentido, es la única
realidad pura que conozco en esta vida
tan llena de mentiras.
_En cuanto a la tradición, querido
padre, tienes
razón, desde siglos se viene
repitiendo la falsa historia del
gordito de barba, pero creo que es
hora, que algunos
de
los que si creemos de corazón en
nuestro redentor, comencemos a
cambiar las cosas. Debemos darnos
cuenta que El
vino a enseñarnos el
AMOR,
y el que no nos aferremos a las cosas
materiales del mundo, que para nada
sirven, mas que para hacernos perder.
Decir que somos cristianos yendo un
día a la semana a la iglesia de nada
sirve, si no actuamos como verdaderos
cristianos,
debemos demostrar que seguimos a
Cristo, honrándolo y terminando con
tanta mentira que hace a nuestros
hijos materialistas. Los comerciantes
ganan con nosotros en este día, lo que
no ganan en todo el año.
Esta festividad
se ha convertido en un asqueante
comercio, en lugar de tener la
verdadera connotación.
Es
por eso que debemos cortar con toda
esta mentirosa tradición que solo
sirve para que otros se enriquezcan,
para que nuestros hijos le den valor a
la Navidad solo por lo material que
reciben y no por el verdadero
significado de la Navidad, que es
recordar que nuestro Salvador vino al
mundo a dar su propia vida por
nosotros. Debemos criar a nuestros
hijos desde bebes con la palabra, y
enseñarles que el camino de liberación
es uno solo, Cristo Jesús. Yo
todas las noches cuando mi hija se
duerme, tomo la Biblia y le leo algo
de la Biblia, un Salmo, Proverbios,
algo que en verdad la alimente. Yo se
que ella esta dormida, que no me
escucha, pero también se que en su
mente se graba toda la sabiduría del
Señor
y ella siempre recordará el verdadero
camino.
_Tienes razón hija mía, sabias son tus
palabras, hoy he aprendido una gran
lección. Hasta el día de nuestra
muerte estamos aprendiendo y me alegra
que
mi propia hija tenga
tanta sabiduría. El próximo año en
lugar de un árbol, armaré un pesebre
para sorprender a mi querida nieta y
para recordar yo mismo, aunque haya
vivido siempre con una tradición
errada, que la
Navidad tiene un solo significado.
La hija le dio un fuerte abrazo y beso
a su padre y fue en busca de su hija
que en esta
víspera de
Navidad le
había dado una gran sorpresa al
abuelo.
Autora: MaryKarm
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