La escuela
intermedia y los primeros años de la secundaria
Los padres frecuentemente
se preocupan o confunden por los cambios en sus hijos
adolescentes. La información siguiente puede ayudar a
los padres a entender esta fase del desarrollo: cada
adolescente es un individuo, con una personalidad única
y con intereses propios, sus propios gustos y disgustos.
Sin embargo, hay numerosos factores comunes en el
desarrollo que todos confrontan durante los años de la
adolescencia. Las emociones y el comportamiento normales
del adolescente en los años de la escuela intermedia y
de los primeros de la secundaria se describen a
continuación:
Movimiento hacia la independencia
• Lucha con su sentido de
identidad.
• Se siente extraño o abochornado consigo mismo o con su
cuerpo.
• Se enfoca en sí mismo, alternando entre altas
expectativas y un pobre concepto propio.
• Lo influencian los amigos en su modo de vestir e
intereses.
• Su humor es cambiante.
• Mejora su habilidad del uso del lenguaje y su forma de
expresarse.
• Tiene menos demostraciones de afecto hacia los padres;
ocasionalmente el adolescente se
pone grosero.
• Se queja de que los padres interfieren con su
independencia.
• Tiene la tendencia a regresar al comportamiento
infantil, particularmente cuando está bajo
mucho estrés.
Intereses futuros y cambios cognoscitivos
• Tiene un interés mayormente del presente, y
pensamientos limitados acerca del futuro.
• Se expanden y aumentan en importancia los intereses
intelectuales.
• Adquiere una mayor capacidad para el trabajo (físico,
mental y emocional).
Sexualidad
• Muestras de timidez, sonrojo y modestia.
• Desarrollo físico de las niñas antes que los niños.
• Mayor interés en el sexo opuesto.
• Movimiento hacia la heterosexualidad con miedos de la
homosexualidad.
• Preocupación con relación a su atractivo físico y
sexual con relación a otros.
• Frecuentes cambios de relaciones.
• Preocupación de si es normal o no.
Moralidad, valores y dirección propia
• Pone a prueba las reglas y los límites.
• Aumenta la capacidad para pensar en manera abstracta.
• Se desarrollan los ideales y se seleccionan modelos de
comportamiento.
• Mayor evidencia consistente de tener consciencia.
• Se experimenta con el sexo y las drogas (alcohol,
cigarrillos y
marihuana).
Los adolescentes varían muy poco con relación a lo
anteriormente descrito, pero las emociones y el
comportamiento descritos antes son , en general,
considerados normales para cada fase de la adolescencia.
FUENTE:
American Academy of Child and Adolescent Psychiatry
(AACAP) representa
a más de 6,900 siquiatras de niños y adolescentes
Una
catástrofe, tal como un terremoto, un huracán, un
tornado, un fuego, una inundación o un acto violento es
una experiencia aterradora, tanto para los niños como
para los adultos. Cuando se discute el incidente con el
niño es muy importante que se reconozcan los elementos
del desastre que le causaron miedo a todos. El restarle
importancia al peligro no elimina las preocupaciones del
niño. Hay varios factores que afectan la reacción del
niño ante un desastre.
La manera en que el niño ve e interpreta la reacción de
sus padres es muy importante. Los niños casi siempre se
dan cuenta de las preocupaciones de sus padres, pero
ellos se muestran particulatmente sensitivos durante una
crisis. Los padres deben de admitirle a sus hijos que
están preocupados y a la vez deben enfatizar sus
habilidades para hacerle frente a la situación.
La reacción del niño depende también de la magnitud de
la destrucción y/o la muerte que él o ella vea durante y
después del desastre. Si un amigo o pariente muere o
resulta gravemente herido, o si la casa o la escuela
sufre grandes daños, es más probable el niño experimente
dificultades.
La edad del niño también afecta en su reacción al
desastre. Por ejemplo, un niño de seis años puede
manifestar su reacción a la catástrofe negándose a ir a
la escuela, mientras que un adolescente puede restarle
importancia a la tragedia, pero comienza a pelearse
constantemente con sus padres o muestra un deterioro en
su rendimiento escolar. Es muy importante que se
explique el evento usando palabras que el niño pueda
entender.
Después de una catástrofe, las personas pueden
desarrollar el Desorden de Estrés Postraumático (PTSD-
Post Traumatic Stress Disorder), que es un daño
psicológico que puede ser el resultado del haber
experimentado, haber sido testigo o haber participado en
un evento extremadamente traumático (aterrador). Los
niños con este desorden tienen episodios repetitivos en
los que vuelven a sufrir la experiencia traumática.
Estos niños a menudo tienden a revivir el trauma
repitiéndolo en sus juegos. En los niños pequeños, los
sueños desconcertados acerca del evento pueden
convertirse en pesadillas de monstruos, de rescate a
otros o de amenazas hacia sí mismos o hacia otros. El
PTSD raramente surge al momento del trauma. Aunque sus
síntomas pueden comenzar poco después del evento, el
desorden a menudo sale a la superficie varios meses o
aún varios años más tarde.
Los padres deben de estar alerta a los
siguientes cambios en el comportamiento del niño:
• Negarse a volver a la escuela y un comportamiento de
apegamiento, inclusive actuar como la
sombra de su mamá o papá por toda la casa.
• Miedos persistentes relacionados con la catástrofe
(tales miedos como la separación
permanente de sus padres).
• Disturbios al dormir, tales como pesadillas, gritar
dormido y mojar la cama, que persisten por
más de varios días después del evento.
• Falta de concentración e irritabilidad.
• Asustarse fácilmente, estar nervioso.
• Problemas del comportamiento, por ejemplo, portarse
mal en la escuela o en la casa de manera
que no es típica para el niño.
• Quejas de malestares físicos (dolores de estómago o de
cabeza, mareos) para los que no se
puede encontrar una causa física.
• Aislamiento de su familia y amigos, tristeza, apatía,
disminución de actividad y preocupación
con los eventos del desastre.
El PTSD puede prevenirse o minimizarse mediante la
consejería profesional o el tratamiento para los niños
afectados por una catástrofe-- especialmente para
aquéllos que han presenciado destrucción, heridas o
muerte. Los padres que están preocupados por sus niños
pueden pedirle al pediatra o al médico de familia que
los refiera a un siquiatra de niños y adolescentes.
FUENTE:
American Academy of Child and
Adolescent Psychiatry
(AACAP)
representa
a más de 6,900 siquiatras de niños y adolescentes
Todos los niños y adolescentes tienen experiencias de
eventos que producen estrés, los cuales pueden
afectarlos tanto emocionalmente como físicamente. Sus
reacciones al estrés son usualmente breves y ellos se
recuperan sin problemas adicionales. Un niño o
adolescente que pasa por un evento catastrófico puede
desarrollar dificultades continuas conocidas como
trastorno de tensión postraumático (TTPT). El evento de
estrés o traumático envuelve una situación en donde la
vida de alguien ha sido amenazada o una herida severa ha
ocurrido [ej. ellos pueden ser la víctima o ser testigos
del abuso físico, el abuso sexual, la violencia en el
hogar o en la comunidad, accidentes de automóvil,
desastres naturales (tales como inundaciones, fuego,
terremotos) o haber sido diagnosticados con una
enfermedad que amenace su vida]. El riesgo de que un
niño desarrolle TTPT está relacionado con la seriedad
del trauma, si el trauma se repite, la proximidad del
niño al trauma, y su relación con la víctima(s).
Seguido al trauma, los niños pueden inicialmente mostrar
un comportamiento agitado o confuso. Ellos pueden
también mostrar un miedo intenso, desamparo, coraje,
tristeza, horror o negación. Los niños que experimentan
traumas repetidamente pueden desarrollar una clase de
entumecimiento emocional para amortiguar o bloquear el
dolor y el trauma. A esto se le llama desasociación. Los
niños con TTPT eluden las situaciones y los sitios que
les recuerdan el trauma. Ellos pueden también volverse
menos sensibles emocionalmente, deprimidos, retraídos y
más indiferentes a sus sentimientos.
Un niño con
TTPT puede también re-experimentar el evento traumático
al:
• Tener memorias frecuentes del evento o, en niños
pequeños, juegos en los cuales parte o
todo el trauma se repite una y otra vez.
• Tener sueños aterradores que lo asustan.
• Actuar o sentir como si la experiencia sucediese de
nuevo
• Desarrollar síntomas físicos o emocionales que se
repiten cuando al niño se le recuerda sobre
el evento.
Los niños con TTPT pueden también mostrar los siguientes
síntomas:
• Preocupación sobre la muerte a una temprana edad.
• Pérdida de interés en actividades.
• Tener síntomas físicos tales como dolores de cabeza o
dolores de estómago.
• Mostrar más reacciones emocionales inesperadas y
extremas.
• Tener problemas para dormirse o mantenerse dormidos.
• Trastorno de Tensión Postraumática.
• Mostrar irritabilidad o arrebatos de coraje.
• Tener problemas de concentrándose.
• Actuar como si tuviese menor edad (por ejemplo:
comportamiento de apegamiento o gemidos y
chuparse el dedo)
• Mostrar estar más alerta de su ambiente.
• Repetir el comportamiento que les recuerda el trauma.
Los síntomas del TTPT pueden durar desde varios meses
hasta muchos años. La mejor medida a tomar es la
prevención del trauma. Una vez que ha ocurrido el
trauma, sin embargo, es esencial la intervención
oportuna. El apoyo de los padres, la escuela y los pares
es importante. Hay que poner énfasis en establecer un
sentido de seguridad. La psicoterapia
(individual, en grupo o en familia) que permite al niño
hablar, dibujar, jugar, o escribir sobre el evento es de
gran ayuda. Las técnicas de modificación del
comportamiento y la terapia cognoscitiva pueden ayudar a
reducir los miedos y las preocupaciones. Los
medicamentos pueden también ser de ayuda para tratar la
agitación, la ansiedad o la depresión.
Los psiquiatras de niños y
adolescentes puden ser de gran ayuda diagnosticando y
tratando a los niños con TTPT. Con la sensibilidad y
apoyo de las familias y profesionales, los jóvenes con
TTPT pueden aprender a enfrentarse a las memorias del
trauma y llevar a cabo vidas saludables y productivas.
FUENTE:
American Academy of Child and Adolescent Psychiatry
(AACAP)
representa
a más de 6,900 siquiatras de niños y adolescentes
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