Proverbios 9
-La Sabiduría y
la mujer insensata-
1 La sabiduría edificó su casa,
Labró sus siete columnas.
2 Mató sus víctimas, mezcló su vino,
Y puso su mesa.
3 Envió sus criadas;
Sobre lo más alto de la ciudad clamó.
4 Dice a cualquier simple: Ven acá.
A los faltos de cordura dice:
5 Venid, comed mi pan,
Y bebed del vino que yo he mezclado.
6 Dejad las simplezas, y vivid,
Y andad por el camino de la
inteligencia.
7 El que corrige al escarnecedor, se
acarrea afrenta;
El que reprende al impío, se atrae
mancha.
8 No reprendas al escarnecedor, para
que no te aborrezca;
Corrige al sabio, y te amará.
9 Da al sabio, y será más sabio;
Enseña al justo, y aumentará su
saber.
10 El temor de Jehová es el
principio de la sabiduría,(1)
Y el conocimiento del Santísimo es
la inteligencia.
11 Porque por mí se aumentarán tus
días,
Y años de vida se te añadirán.
12 Si fueres sabio, para ti lo serás;
Y si fueres escarnecedor, pagarás tú
solo.
13 La mujer insensata es
alborotadora;
Es simple e ignorante.
14 Se sienta en una silla a la
puerta de su casa,
En los lugares altos de la ciudad,
15 Para llamar a los que pasan por
el camino,
Que van por sus caminos derechos.
16 Dice a cualquier simple: Ven acá.
A los faltos de cordura dijo:
17 Las aguas hurtadas son dulces,
Y el pan comido en oculto es sabroso.
18 Y no saben que allí están los
muertos;
Que sus convidados están en lo
profundo del Seol.
(Biblia Reina
Valera 1960)
Comentario al Proverbio
9
Tomado de "Comentario
Exegético-Devocional A Toda La
Biblia."
Libros poéticos -Proverbios Tomo-2.
Editorial CLIE.
Cristo y el pecado rivalizan por
apoderarse del corazón del hombre.
El objeto de este capítulo es poner
delante de nosotros la vida y la
muerte, el bien y el mal; y basta
con proponer la alternativa en sus
términos precisos para que podamos
decidir lo que hemos de escoger. I
Cristo, bajo el nombre de la
Sabiduría, nos invita a su banquete
para entrar en comunión con él (vv.
1-6) y, después de predecir las
diferentes respuestas a su
invitación (vv. 7-9), muestra lo que
requiere de nosotros (v. 10) y lo
que nos tiene preparado si aceptamos
(v. 11), dejando luego a nuestra
elección lo que hemos de hacer (v.
12). II. El pecado, bajo la
caracterización de una mujer
insensata, nos invita también a su
festín (vv. 13-16), presentándolo
muy atractivo (v. 17). III. Pero
Salomón nos advierte de lo que le
espera al que acepta la invitación
del pecado.
Versículos 1-12
La Sabiduría es presentada aquí como
una reina magnífica, grande y
generosa. El vocablo está en plural
(sabidurías»), lo mismo aquí
(v. 1) que en 1:20; es, con toda
probabilidad, plural de intensidad y
perfección, pues en Cristo están
escondidos todos los tesoros de la
sabiduría (Col. 2:3).
Veamos aquí:
1. La rica provisión que la
Sabiduría ha hecho para la recepción
de cuantos deseen ser sus discípulos.
(A) La recepción se va a celebrar en
un majestuoso, regio, palacio (v.
1). No hallando una casa lo bastante
espaciosa para todos sus invitados,
ha edificado ex profeso este gran
palacio y ha labrado sus siete
columnas. Siete es número de
perfección. Según Cohen, se indica
aquí «una mansión edificada en tomo
a un patio, con la estructura del
edificio sostenida por tres columnas
en cada lado y una en el centro del
tercer lado, dando cara al espacio
abierto que es la entrada». Podemos
ver aquí una prefiguración del
banquete de bodas del Cordero (Ap.
19:7-10) y de las mansiones
preparadas en la casa del Padre para
los creyentes (Jn. 14:2, 3). (B)
Allí se va a celebrar un opíparo
banquete (v. 2): «Mató sus
víctimas, mezcló su vino y puso su
mesa». Es una mesa bien
preparada, con todas las
satisfacciones que un alma pueda
desear -justicia y gracia, paz y
gozo, la seguridad del amor de Dios,
la consolación del Espíritu y todas
las garantías y arras de la vida
eterna.
2. La generosa invitación que hace,
no a unos pocos, especiales, amigos,
sino a todos en general (v. 3): «Envió
sus criadas a invitar». Los
ministros del evangelio son
comisionados a dar noticia de las
preparaciones que Dios ha hecho, en
el pacto eterno, para todos los que
quieran atenerse a los términos del
mismo. Han de predicarlo con pureza
virginal, sin corromperse a sí
mismos ni a la palabra de Dios y con
exacta observancia de las órdenes
que les han sido dadas, exhortando a
todos a venir al banquete que
la Sabiduría ha preparado
(comp. con Lc. 14:17, 23). Hay
invitación especial para los
faltos de cordura y para los
simples (vv. 4-6). La Sabiduría
urge a éstos con su invitación, pues
son los que más la necesitan ¿Y
quién podrá decir que tiene una
mente sana del todo? Equivaldría a
decir que no tiene pecado (1
Jn. 1:8). Somos, pues, invitados
todos a su mesa (v. 5,
comp. con Is. 55:1): «Venid,
comed de mi pan, es decir, de
mis exquisitas viandas», pues
viandas exquisitas son el
conocimiento, el temor y el amor de
Dios. Apropiándonos por fe las
promesas del evangelio, nos
alimentamos de las provisiones que
Cristo ha preparado para las almas
perdidas. Pero hemos de romper con
el pecado (v. 6): «Dejad las
simplezas y viviréis». Como
diciendo: «No os contentéis con
vivir como animales; vivid como
hombres; vivid espiritualmente y
viviréis eternamente» (Ef. 5:14).
3. Instrucciones que da la Sabiduría,
tanto a los ministros del evangelio
como a todos los que, en sus
respectivos lugares, se esfuercen en
servir a los designios de ella. Su
trabajo ha de consistir, no sólo en
notificar en general los
preparativos hechos para las almas,
sino que deben dirigirse en
particular a los individuos,
corrigiendo, reprendiendo, enseñando
(vv. 7-9), pues ése es el
objetivo de la palabra de Dios (v. 2
Ti. 3:16, 17). Sin embargo, añade
(v. 9): «No reprendas al
escarnecedor», puesto que al
escarnecedor (v. 15:12, el mismo
vocablo que aquí) no le gusta que
le reprendan. Así también dijo
Cristo a sus discípulos,
refiriéndose a los fariseos:
«Dejadlos» (Mt. 15:14. v.
también Mt. 7:6). Hallarán también a
otros dispuestos a escuchar ¡Gracias
a Dios que no todos son
escarnecedores! El sabio bien
corregido se hace más sabio
(v. 9); crecerá en conocimiento y en
gracia.
4. Instrucciones que las criadas
enviadas por la Sabiduría han de
inculcar en los invitados: (A) Han
de enseñarles en qué consiste la
verdadera sabiduría (v. 10): «El
principio de la sabiduría es el
temor de Yahweh», afirmación
semejante a la de 1:7, pero con dos
variantes que expone así Cohen: «Se
emplea una palabra diferente para
principio; aquí significa el
requisito esencial; allí denota el
principal ingrediente. Sabiduría
sustituye a conocimiento
por adaptarse mejor al contexto que
se refiere al "sabio"».
Esta es, pues, la condición esencial
para alcanzar la sabiduría. (E) Han
de darles a conocer los beneficios
que procura esta sabiduría (v. 11):
«Porque por mí se aumentarán tus
años», es decir, contribuirá a
la salud del cuerpo, con la
consiguiente longevidad. (C) También
han de darles a conocer las
consecuencias de aceptar o de
rechazar esta invitación (v. 12):
«Si eres sabio, para tu provecho lo
serás.; tú serás el ganador, no
la Sabiduría; y si eres
escarnecedor, lo pagarás tú solo».
Versículos 13-18
Veamos ahora las mafias de que se
sirve el tentador para desviar a los
ignorantes por las sendas del pecado.
1. Quién es el tentador -da mujer
de insensatez» (v. 13. Lit.).
Así como la sabiduría aparece
personificada en una mujer, también
la necedad aparece personificada en
otra mujer. Se la describe como
simple e ignorante, además de
alborotadora (el mismo vocablo
de 7:11). Bien le cuadra el epíteto
de insensatez, pues profana
la mente y llena de estupidez la
conciencia ¿Qué otra cosa puede
hacer, siendo simple e ignorante?
«Se sienta en una silla a la puerta
de su casa (v. 14) y, como la
sabiduría, también se coloca en
los lugares altos de la ciudad»
para ser vista y oída por todos.
2. Quiénes son los tentados -jóvenes
que han sido bien educados y van por
el camino de la religión y de la
virtud: «.van por sus caminos
derechos» (v. 15); al revés que
el joven de 7:8, no va camino de
la casa de ella. Pero son
jóvenes inmaduros, simples y
faltos de cordura (v. 16) y, por
eso, son fácil presa de la
insensatez, la cual les invita a
venir a su escuela para que se curen
del freno y de las formalidades de
su religión.
3. Cuál es la tentación -das
aguas hurtadas son dulces y el pan
comido en oculto es sabroso» (
v. 17). Agua y pan, eso es todo,
mientras que la Sabiduría invita a
comer de los animales que ha matado
y a beber del vino que ha mezclado.
Sin embargo, el pan y el agua son
suficientes para quienes tienen
hambre y sed, especialmente cuando
son hurtados y se toman en secreto
por miedo a ser descubiertos. El
fruto prohibido siempre atrae más
que el fruto permitido.
4. Un antídoto efectivo contra la
tentación (v. 18). El que carece de
cordura y es desviado del camino
recto por oír los cantos de sirena
de la insensatez, se precipita a sí
mismo, en su ignorancia, en una
ruina inevitable:
«No sabe el hombre que allí están
los muertos» (lit. las
sombras). Es decir, no se ha
dado cuenta de que la casa de la
insensatez es la puerta que conduce
al Seol.
Fuente:
adorador.com