Tomado de "Comentario
Exegético-Devocional A Toda La
Biblia."
Libros poéticos -Proverbios Tomo-2.
Editorial CLIE.
Hasta ahora nos hemos hallado en
el pórtico o prefacio de los
proverbios. Ahora comienzan. Son
frases breves, pero sentenciosas,
serias; la mayor parte de ellas son
dísticos, es decir, dos frases en un
solo versículo, iluminándose
mutuamente; pero raras veces se
halla entre los versículos
suficiente coherencia como para
distribuirlos en secciones. Así que
los consideraremos por separado.
Gran parte de los proverbios de este
capítulo tratan del buen gobierno de
la lengua.
Versículo 1
El consuelo de los padres depende,
en gran medida, de la buena conducta
de sus hijos. Los hijos deben
comportarse sabiamente y vivir
conforme a la buena educación que se
les ha dado, para alegrar así el
corazón de sus padres. También ellos
pueden alegrarse de que, de esta
manera, hacen algo para recompensar
a sus padres de los cuidados y
fatigas que se tomaron con ellos.
Versículos 2-3
Estos dos versículos persiguen un
mismo objetivo. Las riquezas mal
adquiridas no serán de provecho;
al menos, no lo serán en el
día de la ira (comp. con 11:4).
Así que, por grande que sea la
ganancia material adquirida de esta
forma, nunca podrá compararse con la
pérdida colosal que le espera (Mt.
16:26). En cambio, la justicia
libra de la muerte. El vocablo
hebreo tsedakah, justicia,
pronto recibió el significado
especial de "beneficencia" (comp.
con Dan 4:24). Esto no quiere decir
que las limosnas puedan procurar al
hombre la salvación, sino que son
como un escudo que defiende contra
el ángel exterminador y hacen que el
castigo de Dios no sea tan fuerte ni
llegue tan pronto. Dios rechaza
(lit. arroja) la ambición
(lit. el deseo) de los malvados
(v. 3). Muchas veces, la
justicia de Dios esparce lo que la
injusticia del hombre ha reunido.
Versículo 4
Por el camino de la pobreza
caminan los perezosos.
Ordinariamente, los perezosos acuden
al fraude, al robo, etc., para
hacerse con dinero, pero al ser
descubiertos, se encuentran con la
infamia, junto con la miseria. El
49• mandamiento del Decálogo (Ex.
20:9-11) da la misma importancia, o
mayor, al trabajo de los seis días
que al descanso del sábado. En los
proverbios, se tiene en cuenta
especialmente la ociosidad como
causa de pobreza. «El que no
trabaje, que no coma» era ya un
aforismo rabínico que el apóstol
recogió (2 Ts. 3:10).
Versículo 5
Este proverbio guarda conexión
con el anterior y nos recuerda lo de
6:6-11. Los que aprovechan las
oportunidades para proveerse de lo
que les será necesario después,
recogen en el verano, que es el
tiempo de la cosecha. Este es "hijo
de sensatez" (lit). En cambio,
el que duerme en verano, que
es cuando tendría que recoger para
el invierno, es hijo de vergüenza
(lit), pues es un hijo insensato,
cuya insensatez se descubrirá
especialmente cuando llegue el
invierno.
Versículo 6
Gran variedad de bendiciones
descenderán de arriba (v. Stg. 1:17)
y se posarán visiblemente sobre la
cabeza del justo. Le servirán de
diadema para dignificarle y de yelmo
para protegerle. La 2a.
parte, repetida en v. 11b, puede
traducirse de dos modos
complementarios: «La boca de los
malvados esconde violencia», en
el sentido de tramar la ruina de sus
prójimos; o, «La violencia cubre
la boca de los malvados», en el
sentido de que la violencia engendra
violencia que recae sobre los que
comenzaron a practicarla.
Versículo 7
Tanto el justo como el malvado
han de morir cuando se les cumpla el
tiempo. En el sepulcro, no se
aprecia diferencia visible entre los
cuerpos de unos y otros; pero entre
el alma de unos y la de otros hay
una gran diferencia. Los justos
dejan tras de sí recuerdos de
bendición, pues los que honran a
Dios serán honrados por Dios (v.
Sal. 112:3, 6, 9), y deber de los
sobrevivientes es honrar la memoria
de los justos. Los malos, en cambio,
serán olvidados o recordados con
odio y desprecio.
Versículo 8
El obediente tendrá por
privilegio estar bajo el gobierno de
otros y que le señalen su deber. En
esto está su sabiduría, pues será
estimado y promovido, respetado y
querido. En cambio, el necio de
labios (lit. como en el v. 10)
corre a la ruina, pues con
tanto hablar sin sentido, no trabaja,
ni obedece ni escucha el buen
consejo; con ello, nunca aprende,
sino que cambia constantemente de
oficio, siempre fracasa y acaba en
ruina.
Versículo 9
La integridad es garantía de
seguridad; en cambio, el que
pervierte sus caminos será
descubierto, pues, tarde o
temprano, se darán cuenta los demás
de que sus caminos eran torcidos,
pues algún día le sobrevendrá la
desgracia. El hombre íntegro goza de
la bendición de Dios y puede caminar
por la vida con humilde osadía, bien
armado contra las tentaciones de
Satanás, las tribulaciones del mundo
y los reproches de los hombres. La
deshonestidad de una persona
redundará en su propia infamia;
será descubierto.
Versículo 10
Guiñar el ojo es uno de los
gestos que descubren al malvado
(6:13) en sus planes maliciosos
contra alguna persona, causando así
disgustos, no sólo a la
persona perjudicada, sino también a
sí mismo cuando de algún modo se
descubren sus tramas, y a sus
cómplices con quienes se confabula
por medio de tales gestos. Quizá
tarde más en caer que el necio de
labios, pero su caída será peor,
pues todos aborrecen más al perro
que muerde sin ladrar, que al que
ladra sin morder.
Versículo 11
¡Cuán beneficioso es el hombre
bueno, pues comunica su bondad!
Su boca, la puerta de salida de
la mente, es manantial de vida;
es una fuente que mana palabras
de edificación, de consuelo, de
consejo, de refrigerio. Para la 2a.
parte, véase lo dicho en el v. 6b.
Versículo 12
El gran sembrador de males es el
odio, el cual, aun sin ser provocado,
busca ocasiones de hacer el mal, de
sembrar rencillas entre amigos y aun
entre hermanos, causando divisiones,
riñas y guerras. El odio es hijo del
egoísmo y de la envidia, y padre de
todos los demás males. Goza en hacer
el mal y se irrita ante el bien, la
paz, la virtud. En cambio, el amor
es el gran sembrador de bienes.
Procura la paz y excusa las faltas
de los demás. Tiende a echar todo a
buena parte y así cubre (de
modo que no se vean) todas las
faltas (comp. con 1 Co. 13:4).
Así se ha de entender siempre este
proverbio, que vuelve a ocurrir en
17:9, Stg. 5:20; 1 P. 4:8. El amor,
en lugar de proclamar y presentar
como más grave la ofensa, la excusa
tanto como puede ser excusada. Y,
cuando no se puede negar el hecho,
tiende a pensar que no hubo mala
intención, sino que fue un descuido.
Versículo 13
Gran honor es para un buen hombre
ser sabio, pero todavía mayor servir
de instrumento para hacer sabios a
otros. Dice Gerondi: «De los labios
de una persona que tiene el
suficiente discernimiento para
trazar distinciones correctas entre
lo que está bien y lo que está mal,
entre la verdad y el error, pueden
oírse palabras de sabiduría
concernientes incluso a materias que
él no aprendió». En cambio, los que
carecen de esta cualidad necesitan
ser llevados por la fuerza en la
dirección que deben tomar, como hace
el jinete para conducir y apresurar
(o frenar) a la cabalgadura.
Versículo 14
Obsérvese, 1. Que es propio de
sabios hacerse con un buen almacén
de conocimientos útiles,
atesorándolos para no olvidarlos
y para emplearlos en el momento
oportuno. Precisamente se halla
la sabiduría en sus labios (v.
13), porque está atesorada en el
corazón. 2. Que es de necios hablar
mucho, pues así descubren la necedad
que llevan en el corazón; esta
necedad no es simplemente ignorancia,
sino que lleva maldad, por la que
causan daño a otros y a sí mismos.
Versículo 15
Los ricos se consideran felices a
sí mismos por los bienes materiales
que poseen, pero es un error. En su
opinión, las riquezas son su
ciudad fortificada, pero no
pueden protegerles del peor de los
males. Los pobres, por su parte, se
consideran desgraciados por carecer
de la mayoría de las cosas que
poseen los ricos; pero también se
equivocan, pues una persona puede
ser feliz contentándose con poco y
poseyendo una buena conciencia. Así
se vive por fe, que no es lo mismo
que vivir por ocio.
Versículo 16
La obra (mejor, lo que se
gana con esfuerzo honesto) del
justo es para vida, entendiendo
primordialmente este vocablo en el
sentido de 27:27:‘mantenimiento’
para sí y para los suyos, aun
para dar a otros que estén más
necesitados (Ef. 4:28). En cambio,
el fruto (ya sea del trabajo
o adquirido de otra manera) del
impío es para pecado, pues le
sirve de combustible para su orgullo
y su lujuria, haciéndole daño en
lugar de bien.
Versículo 17
Por buen camino van los que no
sólo reciben instrucción, sino que
también la retienen para gobernarse
por ella, así como para poder con
ella instruir a otros. Por mal
camino van los que rechazan la
instrucción; no quieren que se les
diga cuáles son sus obligaciones,
porque así se les descubre lo mal
que las cumplen. El viajero que
equivoca su camino y no consiente en
que se le muestre la verdadera
dirección, no puede menos de
errar el camino de la vida.
Versículo 18
Este versículo presenta, a
primera vista, cierta anomalía, pues
no se halla el consabido contraste
entre el bueno y el malo, pero es
probable que Salomón quisiera aquí
contraponer dos extremos igualmente
viciosos: La hipocresía en que la
necedad y la maldad se encubren por
medio del disimulo y de la adulación
-‘labios mentirosos’ - y la
abierta propagación de calumnias,
igualmente maliciosa y más
dañosa todavía. Dice Cohen:
Solamente una persona sin seso se
entrega a tales prácticas, porque el
hombre de sentido común sabe que,
tarde o temprano, se conocerá la
verdad.
Versículo 19
De ordinario, los que hablan
demasiado dicen cosas que no
deberían decir, pues entre muchas
palabras no pueden faltar palabras
ociosas. Hay personas a quienes les
gusta oírse a sí mismas y ni se
percatan del tedio que causan a los
que las oyen. Es, pues, señal de
prudencia poner freno a la lengua.
Por algo le puso Dios doble puerta:
una de hueso, los dientes; otra de
carne, los labios.
Versículos 20-21
El valer del hombre no está en su
riqueza ni en su posición social,
sino en su virtud. Los hombres
buenos son buenos para algo.
Mientras tengan lengua para hablar,
pueden usarla para cosas de valor.
Plata escogida, es decir,
refinada y libre de escoria, es
la lengua del justo, porque es
sincero, sin la escoria del engaño o
de la mala intención. Los que le
oigan serán hechos ricos en
sabiduría, serán apacentados
con sano alimento del alma, pues
están recibiendo doctrina
sustanciosa, sacada de la palabra de
Dios, que es pan de vida. En cambio,
los malos no son buenos para nada:
el corazón de los impíos es como
nada, es decir, no tiene valor
alguno; sus principios, sus nociones,
sus pensamientos y propósitos y
todas las cosas de que está lleno y
le gustan, son cosas mundanas y
carnales y, por tanto, de ningún
valor.
Así que no sólo no apacienta a
otros, sino que muere por
falta de alimento espiritual.
Versículo 22
La mayoría de los hombres tienen
puesto el corazón en las riquezas
materiales, pero generalmente yerran,
tanto en la naturaleza de la cosa
que desean como en el modo con que
esperan obtenerla. La riqueza
deseable ha de esperarse no por
medio de la codicia y del afán
mundano (Sal 127:2), sino por la
bendición de Yahweh. Esta es la
que enriquece y no añade tristeza,
pues, al ir acompañada de la
bendición de Dios, libra al hombre
de las ansiedades y preocupaciones
que lleva consigo una fortuna mal
adquirida.
Versículo 23
Para el insensato, el pecado es
una diversión. Hasta se burla de las
admoniciones y exhortaciones que se
le hacen (comp. 14:9). En cambio, el
sabio encuentra su recreo en la
sabiduría misma. No le cuesta
trabajo ser bueno, puesto que ama la
bondad.
Versículos 24-25
1. A los malvados les irá peor de
lo que temen; a los buenos, mejor de
lo que desean. Aunque los malvados
vivan confiados en su maldad y hasta
se jacten de ella, no dejan de
sufrir a veces serios temores. En
cambio, los justos pueden acallar
prontamente los temores que a veces
puedan sufrir, pues saben que Dios
les ama y les concede lo que más les
conviene. Se les concede de acuerdo
con su fe, no con su miedo (v. Sal.
37:4).
2. La prosperidad de los malvados
se acabará pronto y rápidamente,
mientras que la dicha de los justos
no tendrá fin.
Versículo 26
Los perezosos no son aptos para
que se les encargue ningún asunto de
importancia. Un siervo perezoso
causa a su amo una irritación
parecida a la que produce el
vinagre en los dientes y el humo en
los ojos. Más de un amo ha
tenido que llorar por haber puesto
su negocio en manos de un haragán.
Versículos 27-28
La religión sincera prolonga la
vida del hombre y corona sus
esperanzas y, si sus días no llegan
a ser muchos, al menos serán buenos,
pues la esperanza de los justos
es alegría, ya que no
avergüenza (v. Ro. 5:5),
pues tiene cumplimiento seguro. En
igualdad de condiciones, la vida del
malvado es más corta que la del
justo, pues la merman los vicios.
Versículos 29-30
La fuerza y la estabilidad están
ligadas a la integridad: El
camino de Yahweh es fortaleza para
el hombre íntegro, es decir,
todo lo que Dios hace por él le
fortalece y corrobora en su
integridad, incluso en los momentos
adversos. La buena conciencia,
purificada del pecado, le confiere
santa osadía.
El gozo de Yahweh, que
sólo se halla en el camino de
Yahweh, será nuestra fuerza (Neh.
8: 10) y, por tanto, el justo no
será removido; no será sacudido
ni retirado de su sitio. En cambio,
la ruina y la destrucción son las
consecuencias ciertas de la impiedad.
La prueba y la alabanza de la
bondad de un hombre está en que
habla bien y con sabiduría, ya que
su boca produce sabiduría de la
misma manera que un buen árbol
produce su fruto para beneficio de
quien lo come. Los labios del
justo conocen lo que es aceptable
(lit.), lo que es agradable a
Dios, bueno para ellos mismos y
beneficioso para el prójimo. En
cambio, la lengua del malo será
cortada. Dice J. J. Serrano: «será
cortada como se corta el agua, para
que no fluyan por medio de ella los
engaños que de ella brotan
naturalmente».