Cuidado con la mujer infiel
Querido jovencito,
cumple al pie de la letra
con los mandamientos de
tu padre y con las
enseñanzas de tu madre.
Grábatelos en la memoria,
y tenlos siempre presentes;
te mostrarán el camino a
seguir, velarán tu sueño
mientras duermes, y hablarán
contigo cuando despiertes.
Los mandamientos y las
enseñanzas son como una
lámpara encendida;
la corrección y la disciplina
te mostrarán cómo debes vivir;
te cuidarán de la mujer infiel,
que con palabras dulces te convence.
No pienses en esa malvada;
no te dejes engañar por su
hermosura ni te dejes
cautivar por su mirada.
Por una prostituta
puedes perder la comida,
pero por la mujer de otro
puedes perder la vida.
Si te echas brasas en el pecho,
te quemarás la ropa;
si caminas sobre brasas,
te quemarás los pies;
si te enredas con la esposa
de otro, no quedarás
sin castigo.
No se ve mal que un ladrón
robe para calmar su hambre,
aunque si lo sorprenden
robando debe devolver
siete veces el valor de
lo robado; a veces tiene
que pagar con todas
sus posesiones.
Pero el que se enreda
con la mujer de otro
comete la peor estupidez:
busca golpes,
encuentra vergüenzas,
¡y acaba perdiendo la vida!
Además, el marido engañado
da rienda suelta a su furia;
si de vengarse se trata,
no perdona a nadie.
Un marido ofendido
no acepta nada a cambio;
no se da por satisfecho
ni con todo el oro del mundo.
(Biblia lenguaje sencillo)
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