Ahora bien, durante la fiesta el gobernador
acostumbraba soltar un preso que la gente escogiera.
Tenían un preso famoso llamado Barrabás.
Así que cuando se reunió la multitud, Pilato, que sabía que le habían
entregado a Jesús por envidia, les preguntó: --¿A quién quieren que les
suelte: a Barrabás o a Jesús, al que llaman Cristo?
(RV1960 Mat 27:18) Porque sabía que por envidia le
habían entregado.
Mientras Pilato estaba sentado en el
tribunal, su esposa le envió el siguiente recado: "No te metas con ese
justo, pues por causa de él, hoy he sufrido mucho en un sueño."
Pero los jefes de los sacerdotes y
los ancianos persuadieron a la multitud a que le pidiera a Pilato soltar
a Barrabás y ejecutar a Jesús.
--¿A cuál de los dos quieren que les
suelte? --preguntó el gobernador. --A Barrabás.
--¿Y qué voy a hacer con Jesús, al
que llaman Cristo? --¡Crucifícalo! --respondieron todos.
--¿Por qué? ¿Qué crimen ha cometido?
Pero ellos gritaban aún más fuerte: --¡Crucifícalo!
Cuando Pilato vio que no conseguía
nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, pidió agua y se
lavó las manos delante de la gente. --Soy inocente de la sangre de este
hombre --dijo--. ¡Allá ustedes!
--¡Que su sangre caiga sobre nosotros
y sobre nuestros hijos! --contestó todo el pueblo.
(RV1960) Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a
Jesús, le entregó para ser crucificado.