Tomado de "Comentario Exegético-Devocional 
                                            A Toda La Biblia."
                                            Libros poéticos -Proverbios Tomo-2. 
                                            Editorial CLIE.
                                            
                                            Versículo 1
                                            
                                            Nada más ofensivo a Dios que el 
                                            fraude en el comercio. Se menciona 
                                            aquí el peso falso en 
                                            representación de todas las 
                                            prácticas injustas y fraudulentas en 
                                            el trato con otras personas. Es 
                                            abominación a Yahweh. Los 
                                            hombres suelen tener en poco tales 
                                            fraudes y piensan que todo está bien 
                                            cuando se trata de ganar dinero. 
                                            Mas la pesa cabal le agrada. 
                                            Nada agrada tanto a Dios como el 
                                            trato honesto y justo, y nada hay 
                                            tan necesario para hacer que 
                                            nosotros y nuestras devociones 
                                            agraden a Dios.
                                            
                                            Versículo 2
                                            
                                            El orgullo es una vergüenza para 
                                            el hombre, el cual ha sido formado 
                                            del polvo de la tierra, vive de 
                                            limosna, ya que depende de Dios en 
                                            todo y, con el orgullo, pierde el 
                                            derecho a poseer todo lo que tiene. 
                                            El altivo se hace a sí mismo 
                                            despreciable; es un pecado por el 
                                            que Dios, con mucha frecuencia, 
                                            abate a los hombres hasta lo más 
                                            bajo, como hizo con Nabucodonosor y 
                                            Herodes, cuya ignonimia vino 
                                            inmediatamente después de su 
                                            vanagloria. Así como en el orgullo 
                                            hay necedad, pues acarrea deshonra,
                                            con los humildes está la 
                                            sabiduría. El vocablo hebreo 
                                            para ‘humilde’ sólo ocurre aquí y en 
                                            Miq. 6:8, porción sublime.
                                            
                                            Versículo 3
                                            
                                            La integridad de un hombre 
                                            honrado será su guía segura. Sus 
                                            principios son fijos, su norma es 
                                            cierta y, por eso, su camino es 
                                            llano y libre de peligros; su 
                                            sinceridad le mantiene firme y no 
                                            tiene por qué cambiar de rumbo por 
                                            muchas vueltas que dé el camino, 
                                            pues le basta la brújula de su buena 
                                            conciencia. En cambio, la 
                                            perversidad del pecador es su ruina, 
                                            por muy seguro que él se crea.
                                            
                                            Versículo 4
                                            
                                            En el día de la ira, cuando 
                                            Dios visite con juicio de 
                                            condenación al pecador, de poco le 
                                            servirán todas las riquezas que haya 
                                            acumulado: no le evitarán el golpe, 
                                            ni le calmarán el dolor, menos aún, 
                                            le sacarán el aguijón de la muerte 
                                            ¿para qué, entonces, la hacienda, el 
                                            poder y los títulos nobiliarios? 
                                            Sólo una buena conciencia hará 
                                            llevadero el día de la muerte. Es 
                                            privilegio de los justos no ser 
                                            dañado por la muerte segunda ni ser 
                                            tan herido por la muerte primera.
                                            
                                            Versículos 5-6
                                            
                                            Estos dos versículos tratan del 
                                            mismo asunto que el v. 3. Los 
                                            caminos de la religión sincera son 
                                            llanos y seguros, y en ellos se goza 
                                            de una santa seguridad. La 
                                            justicia del justo será su 
                                            blasón y su defensa, para librarles 
                                            de las seducciones, lo mismo que de 
                                            las amenazas, del diablo y del 
                                            mundo. Pero los malvados encontrarán 
                                            en su pecado su castigo.
                                            
                                            Versículo 7
                                            
                                            Como dice Cohen, el hombre 
                                            impío suele indicar, en Salmos y 
                                            Proverbios, el malvado que está en 
                                            posición de autoridad e influencia 
                                            de las que abusa para actuar 
                                            ilegalmente. Cuando él muere, no 
                                            sólo perece su esperanza (el ‘su’
                                            no está en el hebreo), sino la 
                                            de los malhechores que con él tenían 
                                            amistad y, por eso, quedaban 
                                            impunes. Esta es la interpretación 
                                            más probable de este versículo.
                                            
                                            Versículo 8
                                            
                                            Los buenos son sacados de los 
                                            apuros en que se creían perdidos, y 
                                            sus pies son colocados en amplio 
                                            espacio (v. Sal. 34:19; 66:12). Dios 
                                            tiene siempre medios de librar a los 
                                            suyos cuando se hallan a un paso de 
                                            la desesperación. En cambio, los 
                                            malvados caen en fosos de los que se 
                                            creían libres. Recuérdense los casos 
                                            de Mordecay (Mardoqueo, en nuestras 
                                            versiones) y Amán, de los amigos de 
                                            Daniel en el horno de fuego, y del 
                                            propio Daniel en el foso de los 
                                            leones, así como del apóstol Pedro 
                                            en la cárcel.
                                            Mientras los israelitas hallaron 
                                            la liberación a través del Mar Rojo, 
                                            los egipcios hallaron allí su 
                                            cementerio.
                                            
                                            Versículo 9
                                            
                                            Dice el refrán que más mató la 
                                            lengua que la espada. Pero no hay 
                                            lengua tan dañina como la del 
                                            hipócrita, pues la espada del 
                                            calumniador se ve venir, pero la del 
                                            adulador da la puñalada por la 
                                            espalda; añade así a la maldad 
                                            traición.
                                            El único remedio contra esta 
                                            perversidad es el conocimiento
                                            (lit.) con el que los justos 
                                            pueden penetrar, a través de la 
                                            adulación, en la falsedad de los 
                                            impíos.
                                            
                                            Versículos 10-11
                                            
                                            Estos versículos nos presentan el 
                                            contraste entre los bienes que 
                                            produce un buen gobierno, al escalar 
                                            los buenos los puestos de poder y 
                                            responsabilidad, y los males que 
                                            produce la charlatanería de unos 
                                            cuantos demagogos que embaucan a las 
                                            masas y, con promesas de falsa 
                                            libertad, abren las compuertas de 
                                            toda clase de desórdenes y desmanes. 
                                            Los malos pueden llegar a ser 
                                            temidos, pero nunca amados, por eso 
                                            hay regocijo casi general cuando 
                                            ellos desaparecen.
                                            Aun el bien o el mal de las 
                                            personas particulares tienen 
                                            influencia en la sociedad, pero la 
                                            tienen sobre todo la bondad o la 
                                            maldad de las personas que ocupan el 
                                            poder.
                                            
                                            Versículos 12-13
                                            
                                            Se recomienda el silencio como 
                                            ejemplo de verdadera amistad. El que 
                                            tiene prudencia y entendimiento, 
                                            sabe controlarse a sí mismo y calla 
                                            aun en el caso de ser provocado, a 
                                            fin de no dar rienda suelta a su 
                                            pasión ni encender la pasión de los 
                                            otros mediante palabras dichas en un 
                                            momento de emoción malsana.
                                            Pero el que carece de 
                                            entendimiento, lo demuestra 
                                            precisamente en esto: habla sin 
                                            reflexionar y, a la menor 
                                            provocación, llama a su prójimo 
                                            ‘raca’ o ‘insensato’ o 
                                            palabras peores en el lenguaje 
                                            hodierno. Una de las personas más 
                                            peligrosas y odiosas es la que 
                                            anda en chismes y divulga 
                                            secretos (comp. con 20:19 y 
                                            véase Lv. 19:16). No hay peste tan 
                                            mala como la de esta clase de 
                                            personas, pues promueven discordias, 
                                            ocasionan odios entre vecinos y 
                                            parientes y son causa de los peores 
                                            males.
                                            
                                            Versículo 14
                                            
                                            Comparando este versículo con 
                                            24:6, se advierte un contexto de 
                                            guerra, de caída en manos del 
                                            enemigo o de liberación de las manos 
                                            de éste; en una palabra, de caída 
                                            física más bien que de moral. Sin 
                                            embargo, el proverbio tiene 
                                            aplicación en todas las áreas. Donde 
                                            hay buena dirección, hay éxito; 
                                            donde no la hay, ha de temerse el 
                                            fracaso. Pero, como dice nuestro 
                                            refrán, «cuatro ojos ven mejor que 
                                            dos», por lo que en la multitud 
                                            de consejeros hay seguridad. Se 
                                            sobreentiende que estos consejeros 
                                            son competentes, honestos y 
                                            generosos; de lo contrario, el 
                                            número sólo sirve para aumentar la 
                                            confusión. Basta con recordar el 
                                            caso de Roboam.
                                            
                                            Versículo 15
                                            
                                            Se insiste ahora en algo que ya 
                                            vimos en 6:1 y ss. Parece ser que el 
                                            caso era corriente cuando Salomón 
                                            escribió este libro; «De seguro 
                                            sufrirá daño (lit.) el que 
                                            sale fiador por un extraño. En 
                                            cambio, el que evita lanzarse 
                                            precipitadamente a este peligro, 
                                            vivirá tranquilo, sin que le 
                                            preocupe la responsabilidad que la 
                                            fianza comporta, ni el riesgo de la 
                                            bancarrota, que no sólo le afectaría 
                                            a él, sino también a su familia.
                                            
                                            Versículo 16
                                            
                                            El sentido de este versículo en 
                                            el hebreo (no en los LXX) es: La 
                                            mujer agraciada, más por su 
                                            prudencia que por su hermosura 
                                            física, alcanzará honor 
                                            (comp. 31:30), mientras que la 
                                            fuerza bruta de los hombres sólo 
                                            alcanza riquezas materiales. El 
                                            proverbio, pues, muestra dónde está 
                                            la verdadera fuerza del sexo débil, 
                                            así como la debilidad del sexo 
                                            fuerte.
                                            
                                            Versículo 17
                                            
                                            El hombre de bien, compasivo, 
                                            benigno, generoso, se hace bien a sí 
                                            mismo, pues tiene el placer del 
                                            deber cumplido y de contribuir al 
                                            bienestar de sus prójimos; su propio 
                                            carácter se enriquece con el 
                                            ejercicio de su bondad, mientras que
                                            el cruel se atormentará a sí 
                                            mismo (lit. su carne, en 
                                            contraste con ‘su alma’ en el 
                                            primer estico), puesto que en el 
                                            pecado lleva la penitencia.
                                            
                                            Versículo 18
                                            
                                            Se llama aquí falso’ al 
                                            jornal del malvado, no porque lo 
                                            haya ganado injustamente, sino 
                                            porque sólo posee valor temporal; 
                                            así que edifica sobre arena; se 
                                            mostrará su falsedad cuando venga la 
                                            tormenta. En cambio, el que 
                                            siembra justicia tendrá un 
                                            galardón tan firme como 
                                            la verdad en que se apoya (lit). 
                                            galardón de verdad).
                                            
                                            Versículo 19
                                            
                                            Este versículo parece confirmar y 
                                            remachar lo dicho en los anteriores, 
                                            pues la mejor traducción del 
                                            adverbio inicial (ken) es 
                                            ‘sí’ (comp. Jos. 2:4), con lo 
                                            que el proverbio, como dice Cohen, 
                                            ofrece una enseñanza que nos es 
                                            familiar en este libro: «la justicia 
                                            prolonga la vida; la maldad la 
                                            acorta».
                                            
                                            Versículo 20
                                            
                                            Nos interesa saber qué es lo que 
                                            Dios odia y ama, para conducirnos de 
                                            acuerdo con ello. Siendo Dios la 
                                            santidad infinita, necesariamente ha 
                                            de amar al de camino intachable,
                                            mientras que los perversos de 
                                            corazón le resultan 
                                            abominables (más aún, 
                                            abominación). En hebreo, se nota 
                                            el contraste entre los ‘íntegros’ 
                                            (temimey) y los ‘torcidos’ (iqshey).
                                            
                                            Versículo 21
                                            
                                            Este versículo comienza 
                                            literalmente: « ¡Mano a mano!»
                                            (expresión que se halla también 
                                            en 16:5b) y cuyo sentido es: «¡Te 
                                            lo aseguro!». El origen de la 
                                            expresión hebrea ha de hallarse en 
                                            la costumbre de chocar la mano para 
                                            confirmar un asunto entre dos 
                                            personas. Se expresa así la 
                                            seguridad que el escritor tiene 
                                            sobre la enseñanza que ofrece al 
                                            decir que (tarde o temprano) el 
                                            malo será castigado, mientras 
                                            que la simiente (lit.) de 
                                            los justos será librada, esto 
                                            es, escapará del castigo. Aunque es 
                                            posible que se quiera dar a entender 
                                            que la justicia de los padres traerá 
                                            bendición a su descendencia, la 
                                            comparación que aquí se hace 
                                            favorece a la opinión que ve en el 
                                            vocablo zéra algo parecido al 
                                            término ‘generación’, perífrasis 
                                            comente (Todo es aquí nota del 
                                            traductor).
                                            
                                            Versículo 22
                                            
                                            Muy expresiva es la comparación 
                                            de una mujer hermosa, pero 
                                            sin seso (lit. sin (buen)
                                            gusto), con un anillo de 
                                            oro en el hocico de un puerco. 
                                            Era éste un adorno comente entre las 
                                            mujeres orientales (v. Gn. 24:22; Is. 
                                            3:2 1), pero, fuera de lugar en el 
                                            hocico de un cerdo. Esto da a 
                                            entender, una vez más, que la 
                                            hermosura es accidental en 
                                            una mujer (comp. 31:30) y que lo 
                                            sustancial en ella es fe, amor, 
                                            santificación y cordura (1 Ti.
                                            2:15). Más aún, la belleza 
                                            sin virtud sólo sirve de incentivo 
                                            para las bajas pasiones, propias y 
                                            ajenas, y, por eso, una mujer bella 
                                            sin seso vendrá a ser como la 
                                            puerca lavada que, con anillo de 
                                            oro en el hocico, vuelve a 
                                            revolcarse en el cieno (2 P. 
                                            2:22).
                                            
                                            Versículo 23
                                            
                                            El justo desea solamente lo que 
                                            es verdaderamente bueno, tanto para 
                                            él como para otros; a nadie quiere 
                                            hacer ningún mal; a todos desea lo 
                                            mejor, especialmente el favor de 
                                            Dios y el testimonio de una buena 
                                            conciencia. Tendrán lo que desean 
                                            (Sal. 37:4). Los malvados, en 
                                            cambio, esperan y desean hacer mal a 
                                            otros, pero el mal se volverá contra 
                                            ellos mismos, pues atraen sobre sí 
                                            la ira de Dios (comp. Ro. 1:18 y ss.).
                                            
                                            Versículo 24
                                            
                                            Una persona puede hacerse rica 
                                            administrando sus haberes con 
                                            prudencia, dentro de la cual cabe 
                                            emplear sumas razonables en obras de 
                                            piedad y caridad, con lo que, en vez 
                                            de menguar sus bienes, los 
                                            aumentará, como el cereal se aumenta 
                                            sembrándolo. Por el contrario, el 
                                            hombre tacaño que llega a retener 
                                            más de lo que es justo, ya sea 
                                            por no pagar las deudas, por no 
                                            aliviar a los pobres o por no 
                                            proveerlo que es conveniente para la 
                                            familia, vendrá a pobreza, 
                                            pues carecerá de la bendición de 
                                            Dios.
                                            
                                            Versículo 25
                                            
                                            El alma generosa, que ora por 
                                            los demás, especialmente por los 
                                            pobres y los afligidos, y procura 
                                            proveerles de lo necesario, será 
                                            engordada (lit.), conforme al 
                                            uso de este vocablo para indicar 
                                            prosperidad (comp. 13:4; 28:25 y Dt. 
                                            32:15, entre otros lugares). El 
                                            que riega a otros con las 
                                            corrientes de su generosidad, 
                                            también él será regado (lit.). 
                                            Ciertamente Dios devuelve abundantes 
                                            aguaceros de bendición.
                                            
                                            Versículo 26
                                            
                                            Es pecado, cuando el grano está 
                                            escaso, retenerlo con la esperanza 
                                            de que se ponga más caro y obtener 
                                            así en el mercado un subido 
                                            beneficio. En cambio, Dios bendecirá 
                                            y recompensará la honestidad y la 
                                            generosidad del que lo vende a su 
                                            justo precio para satisfacer las 
                                            necesidades ajenas.
                                            
                                            Versículo 27
                                            
                                            El que madruga (lit.) para 
                                            procurar el bien de su prójimo, se 
                                            granjea la buena voluntad y el favor 
                                            de sus semejantes; se hace de querer 
                                            y, lo que es mejor, obtiene el favor 
                                            de Dios. Pero el que busca el mal
                                            de otros (lo contrario de Est. 
                                            10:3), atraerá sobre sí el mal que 
                                            busca.
                                            
                                            Versículo 28
                                            
                                            La virtud se mantiene en pie 
                                            aunque caigan las riquezas, como un 
                                            árbol que retoña y reverdece aunque 
                                            lo hayan cortado. En cambio, el que 
                                            se apoya en riquezas sin virtud, 
                                            caerá sin remedio cuando caigan 
                                            éstas y no volverá a levantarse.
                                            
                                            Versículo 29
                                            
                                            Se condenan aquí dos extremos en 
                                            el modo de administrar los negocios 
                                            de la familia: 1. La tacañería en el 
                                            usó del dinero, la ansiedad en el 
                                            negocio y el miedo, rayando en el 
                                            pánico, a la bancarrota, hace que 
                                            muchos siembren en sus familias el 
                                            desorden. Al privar a sus familias 
                                            de lo necesario por temor a gastar 
                                            innecesariamente, hacen que el 
                                            dinero les resulte prácticamente 
                                            inservible. Viento es aquí, 
                                            como en Jer. 5:13 y frecuentemente, 
                                            en Eclesiastés, símbolo de lo 
                                            insustancial. 2. Por otra parte, el 
                                            descuido y la falta de prudencia en 
                                            la administración de los negocios 
                                            llevan a la bancarrota, con lo que 
                                            la persona así empobrecida, 
                                            necia, llega a ser esclava de 
                                            quienes tienen mejor sentido. Es 
                                            probable, sin embargo, que la 2a. 
                                            parte del versículo sea una 
                                            secuencia de la P. -nota del 
                                            traductor- y que el sentido sea: al 
                                            esforzarse en acumular riquezas de 
                                            cuyos frutos no saben gozar, se 
                                            convierte prácticamente en un 
                                            esclavo de quienes le hereden y, 
                                            siendo más sabios que él, 
                                            sabrán emplear mejor el dinero que 
                                            recibieron.
                                            
                                            Versículo 30
                                            
                                            Los justos son como 
                                            árboles de vida (comp. 3:18); 
                                            los frutos de su piedad y caridad, 
                                            de sus instrucciones, reprensiones, 
                                            ejemplos y oraciones, así como su 
                                            favor en el cielo y su influencia en 
                                            la tierra, son como los frutos de 
                                            ese árbol, que contribuyen al 
                                            mantenimiento espiritual de muchos. 
                                            Si son sabios, sus frutos son 
                                            todavía mejores y más abundantes, 
                                            pues, ganan almas, es decir, 
                                            atraen a otros para darles buenos 
                                            consejos y comunicarles sabiduría. 
                                            No se trata aquí de la salvación 
                                            eterna.
                                            
                                            Versículo 31
                                            
                                            Este es el único proverbio de 
                                            Salomón que comienza con una nota de 
                                            atención « ¡Mirad!» (lit.), 
                                            lo cual insinúa que contiene una 
                                            verdad, no sólo evidente, sino 
                                            eminente. El sentido del proverbio 
                                            se comprende bien si se compara con 
                                            1 P. 4:18 y a la luz de la 2a. 
                                            parte del versículo: El justo 
                                            será retribuido, en sentido de
                                            castigado, por el mal que 
                                            haga y por el bien que deje de hacer 
                                            en este mundo. Y si esto es así, 
                                            ¡cuánto más el impío y el pecador!
                                            Esto no significa -nota del 
                                            traductor- que un determinado pecado 
                                            sea menos grave en el hijo de Dios 
                                            que en el pecador no convertido, 
                                            sino que la práctica ordinaria del 
                                            impío es el pecado, mientras que 
                                            el que es nacido de Dios, no 
                                            practica el pecado (1 Jn. 3:9); 
                                            puede caer en él (1 Jn. 1:8, 10), 
                                            pero no persevera en él.